México vive el mayor riesgo de un colapso médico hospitalario, lo cual aparte de los graves riesgos para la salud de la población que es lo que verdaderamente importa, puede traer también serias consecuencias económicas y políticas debido a que los responsables de la contención gubernamental no han logrado revertir las afectaciones de la pandemia.
Esto es contundente cuando los principales indicadores de la enfermedad están en sus peores niveles en nuestros países y observaciones internacionales muy severas, a la espera de un cambio radical en las acciones de contención que prácticamente dependen de un milagro.
México ocupa ya el tercer lugar en fallecimientos a nivel mundial solo detrás de Estado Unidos y Brasil; rebasando a India cuya población de casí 1,400 millones de habitantes es diez veces mayor que la población de México.
Seguimos siendo el país con la mayor tasa de letalidad del mundo con un 8.6%, mientras que en el resto de los países es de 2.3% en promedio.
Somos el país con el mayor número de trabajadores de la salud contagiados y fallecidos por el Coronavirus.
Y recientemente, el pasado miércoles 26 de enero murieron 1.803 personas, la cifra más alta ocurrida en el país en un solo día, a causa de la pandemia.
México es de los países que menos vacunas ha suministrado. En un comparativo de 50 países, nuestro país ocupa el lugar 45; con un porcentaje de vacunación del 0.52% de su población, comparado con Israel que ha vacunado a 55 de cada 100 habitantes y Emiratos Árabes con el 32% de su población vacunada; incluso la media mundial que es de 1.12%, duplica los magros logros mexicanos.
Hace unos días, el Rector de la UNAM, Enrique Graue advirtió que el sistema de salud de nuestro país está totalmente rebasado y hay que tomar en cuenta esta afirmación.
Las expectativas inmediatas muestran una tendencia a regresar a semáforo rojo en casi todo el país, pasando a color amarillo Campeche, cuando se disponía a reiniciar las clases escolares presenciales.
Podemos seguir viendo datos que califican a México como el país con el peor desempeño mundial ante la pandemia, ocupando el último lugar de 53 países evaluados según el ranking de la empresa Bloomberg.
De ninguna manera se trata de vanagloriarse de la tragedia, sino de conocer e interpretar los datos que hoy muestran la crisis y el fracaso del subsecretario Hugo López Gatell, del secretario Jorge Alcocer Varela, funcionarios de salud que han privilegiado su popularidad personal por encima de sus responsabilidades con las y los mexicanos.
La cúspide de su fracaso es el contagio del presidente, a quien no supieron cuidar, provocando con la ausencia pública del mandatario una crisis política, incertidumbre social, el riesgo de la gobernanza e incluso la potencial vulneración de la seguridad nacional de México.
La falta absoluta de control de la pandemia ha derivado en otras crisis que se manifiestan y que van de la vacunación suspendida, la crisis económica con una caída histórica del Producto Interno Bruto nacional, la crisis social con el desamparo de familias por la incertidumbre laboral, el cierre de sectores productivos y la disminución de ingresos fiscales y petroleros, además del incremento de la violencia.
El fracaso de los funcionarios de salud que sólo se han dedicado a contabilizar contagios y víctimas día a día, que han vulnerado la imagen del presidente e incluso lo pusieron en riesgo de muerte.
Ahora nuestro presidente deberá remarcar contracorriente, con un ambiente político adverso, que deberá atender y resolver. Cambiar la estrategia ante el Covid19 es un asunto prioritario para el gobierno de la Cuarta Transformación y para México que deberá resurgir de la pesadilla mortal del Covid.
Dr. Elías Miguel Moreno Brizuela
Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Frente por la Cuarta Transformación.