Hace algunos años, más de los que quisiera acordarme, motivado por mi mujer, comencé a dar clases de computación a niños de preescolar.
El reto era grande, enseñarles a usar una computadora a niños y niñas que no sabían leer ni escribir, así que enfrenté el reto y comencé un programa con ellos.
Al paso de los meses y de los años, me fui con la mayor parte del grupo a seguir mis enseñanzas en la primaria que esta justo al lado del plantel de preescolar.
Ahí tuve que enseñar computación en contra de las autoridades, ya que en un principio se mostraban reacios a aprobar algo que no comprendían.
Tuve que enseñar en contra de los padres de familia que pensaban que tendrían que gastar una fortuna para que sus hijos aprendieran computación y además exigían un plan de estudios, ¿cómo si lo fueran a entender?
Tuve que enseñar en contra de los maestros de la escuela que, tal vez por temor a ser desplazados, o por tampoco entender de lo que se trataba, ponían muchos pretextos para ceder una hora de sus enseñanzas.
Tuve que enseñar en contra de los mismos niños y niñas que, seguramente lo veían como una hora de recreo, el aprender a utilizar un teclado, un mouse, una pantalla y un CPU.
Total, que comencé por llevar tres equipos de cómputo que tenía en mi casa, los instalamos en un salón de clases y de esa manera iniciamos el curso.
Entre problemas, chismes y demás transcurrieron los seis años que me fije para enseñarle a ese grupo que había tomado desde preescolar.
Y vino el nacimiento del proyecto "Enciclomedia", que consistía en dotar a todas las aulas escolares de primaria de una computadora, un proyector y una pantalla gigante para que los maestros impartieran clases en la pantalla mientras estaban conectados a Internet.
Los libros de texto estaban alojados en un portal y desde ahí se podía acceder a todos y cada uno de ellos, los alumnos trabajarían en sus libros oficiales.
Ningún maestro tomó las cosas en serio, ni los dirigentes escolares, así que el proyecto se quedó arrumbado sin que nadie le hiciera caso.
Durante esos seis años, las autoridades federales escolares, se informaron de lo que se hacía con tres equipos y pronto donaron una verdadera aula de cómputo
Era tal el avance de mis niños, que para cuando iban en cuarto año de primaria, el presidente Fox, acudió a la escuela para ver una demostración de los niños.
Lo bueno, es que los niños demostraron de que estaban hechos, lo malo es que el maestro que les impartía las clases del cuarto grado, fue el encargado de hacer la exhibición ante el mandatario, lo peor, es que me pidieron que no asistiera a la escuela ese día ya que no estaba acreditado ante la SEP y no quería problemas, pretextos, querían el reconocimiento para ellos, ya que hasta la directora estuvo presente, así como el supervisor de zona.
Pero si los reconocimientos y diplomas son algo que nunca me han interesado especialmente, lo que, sí me llenó de orgullo y satisfacción, fue el ver que los niños y niñas cumplieron plenamente con lo que se les pedía que hicieran.
El presidente pudo ver los avances de los estudiantes, mediante el proyector que también habían donado y que estaba conectado a la computadora principal.
Finalmente, se cumplieron los seis años de la primaria y mis estudiantes terminaron su ciclo escolar sabiendo maquetar páginas web con HTML, uno de los maestros, que desde el inicio de mi labor me brindó su apoyo, se encargó de hacer el portal de la escuela y lo colgó de un Site gratuito.
Como les decía en un principio, han pasado muchos años desde esa etapa que me tocó vivir y ahora, la vida, el destino, el karma o como le quieran llamar, les muestra, con una crueldad plena y total, que debieron aprovechar esas enseñanzas que de manera gratuita les otorgué en su momento.
Ahora es triste y penoso ver, que la gran mayoría de los maestros y maestras, no tienen, ni la habilidad ni el conocimiento para impartir un buen curso de algún año de primaria, utilizando Zoom, Line o cualquier otro medio audiovisual conectado a la red.
Es doloroso ver que los niños y niñas que esperan aprender como en un aula de clases, se quedan a medias por la falta de capacidad de los maestros y maestras, y no me refiero a su capacidad como profesores o profesoras, sino a sus limitaciones en cuanto a la tecnología.
Al paso de los años, los niños y niñas que alguna vez fueron mis alumnos, se convirtieron en jóvenes y en adultos, muchos de ellos terminaron alguna carrera universitaria, otros se quedaron a medio camino entre la secundaria y la preparatoria.
No faltan los que después de la primaria, al ingresar a la secundaria tuvieron problemas y decidieron abandonar y aunque son menos, algunos están en algún Reclusorio purgando alguna condena por algún delito.
Pero estoy seguro que la gran mayoría de ellos, aprovechó todo aquello que yo me esforcé en enseñarles respecto a las computadoras, a la ofimática, dicho en términos computacionales.
Tal vez Vicente Fox se equivocó en muchas cosas, pero el haber aprobado "Enciclomedia", un programa que pudo haber ayudado a todos los maestros, viejos y nuevos, en esta incierta etapa de educación escolar.
Muchos podrían dar sus clases con toda libertad y confianza, muchos hubieran sacado provecho de estos recursos si su arrogancia y su obcecada necedad de seguir con lo "ya establecido", se hubieran hecho a un lado y hubieran aprendido a utilizar lo que la modernidad les otorgaba y de manera completamente gratuita.
Pero nadie hizo caso y no sólo los equipos donados por el gobierno federal terminaron arrumbados en algún desvencijado almacén, sino también, la arrogancia de esos maestros y esas autoridades que no tuvieron la visión de dar un paso hacia adelante, un paso hacia el futuro en el cual están pagando las consecuencias.
No obstante, los más perjudicados, como siempre, son los estudiantes y ahora, a todos los niveles educativos… ¡Pero así es esto y nada los va a cambiar!