Plurinominales y Narcopolítica

DR. JULIO SCHERER IBARRA,

CONSEJERO JURÍDICO

DE LA PRESIDENCIA: 

+Las leyes inútiles debilitan a las necesarias

Montesquieu

Debo confesar que no he definido mi criterio sobre la conveniencia de eliminar o no a los legisladores plurinominales (200 diputados y 32 senadores), tal como lo desea el presidente López Obrador. Asumo que usted habrá de coordinar la preparación de la iniciativa correspondiente.

AMLO afirma que su objetivo es que “haya democracia plena” en nuestro país. Como siempre, el presidente establece causalidades donde no las hay, dicho sea con todo respeto. El número de legisladores no tiene qué ver con la rectitud de su comportamiento, ni con la calidad de nuestra democracia. Pero en fin, así piensa él.

Para claridad de nuestros lectores, don Julio, permítame unas líneas sobre el origen de los legisladores de representación proporcional o plurinominales. La figura surgió de la reforma política de 1977 -muy importante en su momento- para dar voz a las minorías. Es decir, partidos que ganaran pocas o ninguna curul, podían obtener un asiento plurinominal por la suma total de sus votos.

Otro beneficio colateral es que los espacios plurinominales los ocupan políticos con amplia trayectoria y conocimiento de los objetivos de sus partidos; si tenían o tienen malas mañas, eso es otra cosa, pero experimentados sí que son. La verdad, hacer leyes no es enchílame la otra. Con los plurinominales se compensa la novatez de los legisladores recién llegados.

Creo que si se hiciera una encuesta, la gente estaría por la eliminación de los plurinominales; más que por su cantidad, lo harían por la percepción que tiene la gente de que los legisladores no trabajan lo suficiente, ni están cerca de sus representados.

Por ello la reforma política de 2014 autorizó la reelección inmediata de los legisladores. Uno de los propósitos es que más que deberle lealtad incondicional al partido, el legislador se vea obligado a acercarse a la ciudadanía para mantener su confianza. Otro objetivo es contribuir a la profesionalización legislativa antes mencionada. En esta última elección y por primera vez, 198 diputados buscaron la reelección y 70 por ciento de ellos lo lograron. No suena mal.

Lo anterior me lleva a pensar que antes de eliminar a los plurinominales, demos oportunidad a que la reelección dé sus frutos y tengamos legisladores con experiencia, como ocurre en otros países. 

Tengo dos hipótesis sobre los deseos presidenciales de eliminar a los plurinominales. La primera: AMLO es de mecha corta y al ver los resultados electorales, se percató de que si solo se contabilizaran 300 diputados de mayoría, MORENA y aliados tendrían 56 por ciento de las curules. Les faltarían 12 diputados para alcanzar la mayoría calificada. Cinco solamente, si se les hubiera sumado Movimiento Ciudadano, mismos que de una u otra manera conseguiría. ¡Qué coraje!, ¿verdad?

Mi segunda hipótesis, don Julio, es que se trata de oootra bola de humo de Palacio Nacional para apartarnos de los temas relevantes del país.

Más que discutir sobre el número de legisladores, la Cuarta Trituración -perdón, Transformación- debiera ocuparse, ya, de la injerencia del crimen organizado en las campañas de diputados, alcaldes y gobernadores, que en el mejor de los casos, fue con dinero sucio.

No voy a repetir cuántas muertes y agresiones a candidatos se contabilizaron durante el pasado proceso electoral; y todos los días surgen más casos. Así lo reseñan varios espacios periodísticos, entre ellos, los de Héctor de Mauleón (El Universal), Jannet López Ponce (Milenio), Pedro Zamora (Proceso) y Óscar Mario Beteta (Radio Fórmula).

¿Qué más da si son 150, 300 ó 500 diputados, si detrás de algunos o muchos de ellos está el crimen organizado?

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