NUEVOS RETOS PARA EL DIRECTOR DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

El 17 de febrero de 2020, con la publicación de la circular SGEN/0031/2020, signada por

 el Secretario General de la Universidad Nacional Autónoma de México, comenzó el Proceso de Auscultación para la Designación de director de la Facultad de Derecho para el periodo 2020-2024.

El proceso de auscultación consta de once etapas, entre las que incluyen la notificación de los nombres de los candidatos, entrevistas de estos con el Secretario General y el Rector; presentación de la terna al H. Consejo Técnico, envío de la terna a la H. Junta de Gobierno y la designación que haga esta del director de la Facultad de Derecho.

Con este proceso de selección se han generado grandes expectativas, por una parte, que el Doctor Raúl Contreras Bustamante continúe cumpliendo con su programa de trabajo que ha producido resultados favorables para el mejoramiento de la Facultad de Derecho, y la comunidad universitaria.

Durante su gestión se han obtenido múltiples beneficios para la comunidad académica, tales como: privilegiar las técnicas de la información y comunicación para la enseñanza y actualización del conocimiento jurídico; promover el respeto a la diversidad; se echó a andar proyectos de difusión cultural en radio y televisión dirigidos a toda la comunidad universitaria principalmente.

Se implementaron nuevos programas de estudios, acordes con las necesidades de nuestro sistema de justicia actual, como el sistema penal acusatorio; se veló por la inclusión, igualdad de género soportado en la cultura del respeto, eliminando los obstáculos para personas con discapacidad, sentando así las bases de una Facultad abierta a nuevas formas de pensamiento.

Por supuesto, no hay que restarles mérito a los demás candidatos que se registrarán para esta contienda, definitivamente deberán ser candidatos que demuestren tener las aptitudes y capacidades para dirigir una Facultad de gran envergadura como lo es, la de Derecho.

Hay que ser sinceros, los tiempos no han sido fáciles para las gestiones actuales, pues las marchas, los paros, las pintas, la destrucción y el intento constante de tomar instalaciones de la UNAM han generado que se trabaje más arduamente para mejorar el nivel académico, y erradicar los males que han provocado en gran medida estos movimientos.

Durante mucho tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México ha servido de arena pública para que muchos grupos se manifiesten con la bandera de defender derechos universitarios que según ellos las autoridades universitarias han desatendido.

Solo en el año 2019, doce planteles, así como ocho preparatorias y los cinco Colegios de Ciencia y Humanidades (CCH) de la UNAM fueron convocados a paro por la quinta conmemoración de las desapariciones de 43 estudiantes de la escuela normal rural “Raúl Isidoro Burgos” de Ayotzinapa.

Otro movimiento, fue el encabezado por un grupo de mujeres qué a principios del mes de febrero del presente año, intentaron tomar las instalaciones de la Facultad de Derecho, y que gracias a la intervención de diversos maestros, incluyendo el Doctor Armando Granados, Jefe de la División de Universidad Abierta de esa Facultad, impidieron la toma de las instalaciones.

En ese intento de toma de instalaciones, dicho grupo radical arrojó pintura amarilla a diversos profesores y personal de seguridad, incluyendo mujeres y hombres. Además, destruyeron pantallas y pintaron varias partes de la Facultad de Derecho.

Como hecho relevante se debe hacer notar que el mismo director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante ha estado presente en la mayoría de estos eventos, con el propósito de calmar los ánimos, escuchar a los que se dicen ser víctimas y evitar que tomen o intenten tomar de nueva cuenta la Facultad; pero también, con el firme propósito de atender y resolver las demandas que atañen a la Facultad.

Es cierto que algunos de los movimientos se hacen con el propósito de proteger y defender los derechos de la comunidad académica; sin embargo, hay movimientos que se utilizan como bandera para dañar y desestabilizar sin razón a la UNAM.

Es cierto que cualquier protesta que se haga en paz y con el propósito de mejorar las condiciones de la comunidad universitaria debe ser escuchada y atendida, pero no pueden justificarse con ello para afectar las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, de las Facultades, de los Colegios de Ciencias y Humanidades, y mucho menos rectoría.

Hay que reconocer, que se han hecho grandes logros para evitar que se sigan dañando las instalaciones, como atender las demandas que estén justificadas, combatir el acoso a los alumnos, tema del que ya se están ocupando; sin embargo, las causas por las que injustificadamente se dañan las instalaciones de la UNAM no pueden resolverse por las autoridades de la máxima casa de estudios.

Por el contrario, la misma universidad queda atada de manos para poder corregir algunas razones por las cuales se afecta a la UNAM, como en el caso de los 43 de Ayotzinapa, ya que eso es tarea de la Poder Ejecutivo.

Lo cierto, es que quien quede al mando de la Facultad de Derecho tendrá que continuar con la tarea ardua de proteger las instalaciones de quien sea, y mucho más aún velar por el mantenimiento de la paz y tranquilidad de la comunidad universitaria, y seguir elevando el nivel educativo como se ha hecho en esta gestión.