Deterioro y Olvido de las Corporaciones

“Hoy, la seguridad se entiende cada vez menos en términos militares, y mucho más como la ausencia del conflicto. Es de hecho un fenómeno que abarca el desarrollo económico, la justicia social, la protección del medio ambiente, la democratización,
el desarme y el respeto a los derechos humanos”. Kofi Annan
 
Esta frase emitida por quien fuera el Secretario General de la Naciones Unidas define simple y llanamente lo que está sucediendo en estos momentos en nuestro país, pues las dependencias e instituciones gubernamentales entienden cada vez menos cual es su verdadera función y propósito.
 
Aunque todos los días, como si estuvieran adoctrinando a la sociedad mexicana, escuchamos religiosamente un discurso político desde Palacio Nacional señalando las malas decisiones que se tomaron en sexenios pasados, justificando así la complicada y triste realidad que vivimos, pues pareciere que nos están acostumbrando y preparando para enfrentar el futuro desolador que esta por venir.
 
De cualquier manera, nuestro presente tampoco es muy esperanzador, primero porque esta pandemia que cayó de manera intempestiva aplastó y diluyó los sueños y esperanzas de superación de gran parte de la sociedad mexicana, una economía que esta a punto de la quiebra y, por si fuera poco, la inseguridad, la delincuencia, la corrupción y la incompetencia de algunos gobernantes son la cereza en el pastel que nos faltaba para no tener esperanzas en el futuro, aunque hay que reconocer que muchos mexicanos seguimos tratando de hacer lo humanamente posible para mejorar las condiciones de esta nación. ¡¡¡Nos deseo mucha suerte!!!
 
Las dependencias de gobierno, también se encuentran viviendo una especie de obscurantismo y sigilo, pues antes cuando menos escuchábamos hablar desde sus oficinas a los Secretarios de Estado, a las Directores Generales del IMSS, ISSSTE, o cualquier servidor público que debiera informar a la sociedad sobre los temas de su competencia y que eran de interés nacional; ahora, el poder se ha centrado en una sola persona, tal como sucediera con Adolf Hitler en sus últimos días, por querer ser él quien controlara todo y decidiera todo sin que nadie lo pudiera contradecir, perdieron la guerra.
 
Si la memoria no me falla, solo hemos escuchado en pocas ocasiones al Fiscal General de la República, únicamente para hablar sobre el asunto de Pemex y en otras ocasiones para presentar sus propuestas de reforma al sistema de justicia penal que proponía, que dicho sea de paso, resultaron cuestionables las mismas, pues se apreciaba un retroceso a lo que se ha logrado en el tema de procuración e impartición de justicia.
 
Dicho lo anterior, no escapan de este momento de obscurantismo las fuerzas armadas, las corporaciones policiacas de todo el país, y la recién creada guardia nacional. 
 
Las Fuerzas Armadas en México están representadas por la Secretaría de la Defensa Nacional -ejercito y fuerza aérea-, y las Secretaría de Marina -Armada de México-, quienes de acuerdo con sus reglamentos orgánicos, sus principales funciones son: proteger la seguridad interior, salvaguardar la soberanía y defender la integridad del territorio nacional, mantener el estado de derecho, y proteger instalaciones estratégicas del país en su ámbito de competencia.
 
Entendiendo como seguridad interior, la condición que proporciona el Estado mexicano que permite salvaguardar la permanencia y continuidad de sus órdenes de gobierno e instituciones, así́ como el desarrollo nacional mediante el mantenimiento del orden. Prestar auxilio y protección a las entidades federativas y los municipios, frente a riesgos y amenazas que comprometan o afecten la seguridad nacional. 
 
Dicho lo anterior, de ninguna manera tiene nada que ver la seguridad interior con la seguridad pública, siendo esta última responsabilidad de las corporaciones policíacas civiles. 
 
Recordando que el objetivo de la seguridad pública es proteger la integridad física de los ciudadanos y sus bienes. Además, las fuerzas de la seguridad pública -policías- deben prevenir la comisión de delitos y reprimir éstos una vez que están curso; además de perseguir a los delincuentes y entregarlos a la justicia, que será la encargada de establecer las sanciones correspondientes.
 
Y por si quedara alguna duda, las corporaciones policiacas son servidores públicos civiles, no deben pertenecer a las fuerzas castrenses pues ya vimos que su función es muy distinta. Estas corporaciones policías que tienen a su cargo la seguridad pública son todas las policías que conocemos a nivel municipal, estatal y federal; es decir aquellos adscritos a la Guardia Nacional, Secretarias de Seguridad Pública o Ciudadana, Policías Municipales, incluso Policías de Investigación y Policías Federales Ministeriales. 
 
Pero ha sido desafortunada la manera en que han mezclado las funciones de las fuerzas castrenses y de los cuerpos policíacos encargados de la seguridad pública. Por un lado, los policías estatales y municipales han quedado en el olvido, los han dejado a su suerte para combatir la delincuencia común y organizada, con un sueldo que en lo general no pasa de los 8 mil pesos mensuales, con equipos o armamentos obsoletos y sin capacitación o adiestramiento constante, en el mejor de los casos podemos advertir que están en mejores circunstancias los elementos de la Guardia Nacional pero no es algo que favorezca a todos en esa corporación. 
 
Todo ello ha provocado una bola de nieve, porque lejos de que los poderes en los tres niveles de gobierno, atiendan esta problemática para incluso garantizar la integridad física, emocional, el bienestar económico para ellos y sus familias, darles un buen sueldo, gastos médicos, dotarlos de armamento de última generación y adiestramiento, los han dejado en el olvido, entregándolos a las manos de crimen organizado, pues estos son más conscientes de que mejor pagados cumplirán mejor con su encomienda, pues la política de austeridad y perder el dinero en pagar procesos electorales no ayuda a solucionar el problema; por el contrario, lo complica más. 
 
Entonces, para darle solución a todos estos temas se requiere contar con un gran presupuesto gubernamental y en esa medida, los policías podrán cumplir de manera eficaz y eficiente su función que jurídicamente les es encomendada; pero prefieren no gastar ese dinero y voltear la mirada a las dependencias que en apariencia puedan representar una mejor solución.
 
Por lo que, desde el gobierno de Felipe Calderón hasta el día de hoy, pese a que en promesa de campaña el actual presidente de la república prometió sacar al ejercito de las calles, incluso en aquellos tiempos de Calderón el ahora Senador por Morena Ricardo Monreal se manifestó en contra de esa decisión, en este sexenio se ha estado echando mano de las fuerzas armadas para desviarlos de sus funciones que la Constitución y las leyes les facultan para que hagan labores que les corresponden a otras dependencias civiles y no castrenses. 
 
Ahora, no solo las Fuerzas Armadas se encuentran patrullando todo el país como si fueran policías encargadas de la Seguridad Pública, los ponen a combatir con el crimen organizado sin dar los resultados esperados. Esto ha generado un profundo desgaste en las fuerzas armadas; de hecho, la imagen que se tenia de los elementos castrenses ya no existe, ahora se les ve como policías. 
 
Pero peor aún, en estos últimos meses se tomó la decisión de que las fuerzas armadas deben controlar los puertos y las aduanas de México, deben supervisar las medidas cautelares de los procesos judiciales pese a que haya autoridades especialistas para ello, realizar obras públicas, y se reiteró en el mes de mayo de 2020, que las Fuerzas Armadas de manera permanente deben llevar a cabo tareas de seguridad pública. Recordando que la Guardia Nacional es una mezcla de fuerzas castrenses y servidores públicos civiles, en donde sería lógico pensar que quienes asumen el control y mando de esta son los militares. 
 
Todo esto ha dado como resultado que la imagen y el respeto con el que se veían a las fuerzas armadas ya no existe, ahora son policías y constructores con uniformes militares, los policías de por sí ya tenían una mala imagen con la sociedad, en muchos casos la sociedad los ve como la imagen de la corrupción, y lo peor de todo es: el crimen organizado sigue avanzando en su estrategia de apoderarse de la nación, esperemos nunca ver en Palacio Nacional o en alguna dependencia gubernamental la bandera con la imagen de alguna organización o líder criminal; que por cierto, algunos de ellos ya son marca registrada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.