De acuerdo con la “Fundación Ideas para la Paz”, la reconciliación es un proceso continuo que puede abordarse desde dos planos:
- - que involucra experiencias individuales y psicológicas que incluyen acciones relacionadas con el perdón de tipo personal e interpersonal.
- - centrado en la construcción y reconstrucción de relaciones entre actores de tipo político y social.
Precisa, que la reconciliación es un proceso que abarca transformaciones personales, interpersonales, culturales, políticas, sociales y económicas del ámbito individual y colectivo, esto visto desde diversos aspectos:
- Reconciliación como construcción de la comunidad, de relaciones sociales desintegradas a causa de la violencia.
- Reconciliación como construcción de una ideología no racista, ni excluyente, como un nuevo consenso social de respeto a los derechos humanos que se expresa en cambios políticos.
- Reconciliación como promoción de entendimiento intercultural.
- Reconciliación como conversión moral, de transformación personal, aceptación de la otra persona y reconocimiento de los propios errores.
- Reconciliación como restitución de la integridad de las víctimas y un camino de reconstrucción psicosocial.
- Reconciliación como construcción de la verdad y la memoria.
- Reconciliación como el lugar de encuentro entre la verdad, la misericordia, la justicia y la paz.
Considero que esta es la forma más sintetizada y entendible de conceptualizar la reconciliación, invariablemente la sociedad en su conjunto es la parte fundamental para que se pueda dar esta reconciliación de la que hablamos en líneas anteriores. Aunque podría agregar que también es necesario agregar la Educación, los Valores, y la Familia, como parte de la reconciliación.
Todo esto resulta necesario pensarlo en estos momentos, ya que todos los días en diferentes tribunas y escenarios escuchamos insultar y demeritar a las clases sociales y a las personas, minimizando los verdaderos problemas que afectan a nuestro país y a nosotros mismos.
Lo que ha provocado que la sociedad mexicana esté dividida, con un odio exacerbado entre las clases sociales y los grupos de personas por las formas de pensamiento e ideales; pues hay quienes pueden pensar que la mejor forma de conquistar un pueblo es dividiéndolo. Pero eso es totalmente falso, ya que para ser un país de primer mundo y fortalecido todos debemos estar unidos y enfrentar las adversidades juntos.
Si verdaderamente queremos y buscamos nuestro bienestar y el bien común, debemos repensar inicialmente en nuestro actuar y consecuentemente, en la forma en que nos conducimos con las demás personas.
Invariablemente, no todas las personas pueden tener el mismo nivel de vida, pues no solo depende de que todas puedan tener las mismas oportunidades económicas, educativas, políticas y culturales, pues también depende de las ambiciones, los intereses y el compromiso de cada una para hacer lo que le corresponde, quiere y puede hacer.
Pues simplemente podemos ver que un salón de clases, donde hay un aproximado de 20 personas, todas ellas tienen la misma oportunidad de estar ahí; sin embargo, no todas tienen el mismo rendimiento y compromiso para realizar las actividades solicitadas por el profesor o el ánimo para estudiar y obtener una calificación aprobatoria. Incluso habrá quienes estén inscritos en esa clase, pero no asistan a las mismas por que se van a echar relajo con sus amigos o en las clases virtuales, que ingresen a la sala de zoom y se queden dormidos con la cámara apagada.
Esto es un ejemplo, de que no todas las personas van a actuar o pensar de la misma forma, a pesar de que todos estén en la misma circunstancia y bajo las mismas oportunidades. Aunado, a que no todos tienen la misma educación, cultura o costumbres, eso abrirá la brecha a un más de pensamiento y valores.
Pero esto no quiere decir, que debamos odiarnos por ser diferentes o por pensar de una manera distinta; pues todos necesitamos de todos: del empresario, del agricultor, del taxista, del especialista; incluso de los políticos, pues todas las personas somos parte de la misma estructura social.
Lo cierto, es que aquellas personas que aún no toman consciencia de que forman parte de la sociedad y que debe hacer algo para el beneficio y desarrollo del país, debemos impulsarlo y motivarlo para que se despabile y lo haga.
Al contrario de lo que se pueda pensar, “La Unión Hace la Fuerza”, solo así podemos avanzar como una sociedad unida, en donde todos formamos parte de un engranaje que permite hacer funcionar un país.
Esto también ayudará a tener gobernantes que sepan que unidos como sociedad nos deben responder, y de la misma manera les vamos a exigir que cumplan con sus responsabilidades de manera ética y profesional. Eso sería un gran paso para comenzar a combatir la corrupción, la delincuencia y la pobreza.