En estos momentos cualquier cosa es poca para llamar la atención de toda la sociedad mexicana; pues tal parece que cada evento que sucede cada día en cualquier parte del país no
logra que todo México se indigne y exija al gobierno que despierte de su letargo para comenzar a solucionar las grandes problemáticas que están provocando un retroceso y estancamiento de la nación.
Pues, a pesar de lo que diga el presidente de la República en su ya muy costoso programa televisivo de todas las mañanas, nada de lo que se ha hecho en su gestión ha salido bien, cuando menos hablando por todas y todos los mexicanos; tal vez para él, para su familia y su grupo cercano la historia sea otra; cayendo en cuenta esa puede ser la razón por la que asume que México esta a nivel de los países de primer mundo.
Desde el momento en que él reconoce que no sabe manejar una tarjeta de crédito, que no tiene cuentas bancarias, que su esposa es la que maneja el dinero; nos podemos dar cuenta que está peor que Enrique Peña Nieto cuando le preguntaron el costo de un kilo de tortilla y él respondió que tampoco lo sabía porque eso era cosa de mujeres.
Pero la situación esta peor con López Obrador, pues como espera entender los problemas económicos del país y los estragos financieros y económicos que está causando la guerra entre Rusia y Ucrania si dice no saber ni siquiera cómo funciona una cuenta bancaria; luego entonces, mucho menos entenderá los riesgos que corremos todas y todos los mexicanos ante una Ciberguerra donde podemos regresar a la edad de piedra y nuestros recursos en el banco pueden desaparecer de la anoche a la mañana; ¿cómo podría entender la magnitud de ese problema?
Por su puesto, el tema económico sólo es una pequeña parte del gran problema, haciendo una retrospectiva las y los mexicanos hemos quedado desprotegidos en diferentes flancos y sectores. Basta recordar el dinero que había en aquellos fideicomisos -que por cierto eran miles de millones de pesos- ahora no sabemos dónde están o a qué bolsillos fueron a parar.
Sin dejar de mencionar que el dinero que había en esos fideicomisos eran destinados para diversas urgencias nacionales, cómo ayudar a la gente -o como él le gusta decirle “El Pueblo”- que a consecuencia de los desastres naturales pierden sus casas, sus fuentes de trabajo, toda su vida, esos recursos se destinaban para esa ayuda, ahora ya no existe ese dinero.
Tampoco hay que dejar a un lado el tema que ha provocado que México esté dividido pues con su discurso anti-democrático que su gobierno representa la cuarta transformación. Pero, ¿transformación en qué…?; ¡ah sí!, tal vez se refiera a que se cambia el discurso de aceptar y solucionar las cosas del país por el discurso de: ¡los neoliberales tienen la culpa de todo!, ¡los neoliberales tienen la culpa de qué diga cosas sin sentido!, ¡los neoliberales tienen la culpa de qué hoy mueren más mujeres por día!, ¡los neoliberales tienen la culpa de la delincuencia de hoy!, ¡todo lo malo que suceda es por lo neoliberales!, ¡todos aquellos que están en contra mía y de la cuarta transformación son traidores y serán perseguidos!
Esto último ha servido de dogma para los efervescentes seguidores de López Obrador, porque tal como hicieran los conquistadores -de quien por cierto AMLO se queja amargamente- nos quieren cristianizar a la forma de la mal llamada cuarta transformación; es cierto que los otros gobiernos no eran de lo mejor o no eran incorruptibles, pero cuando menos no se criticaba con tanta saña, maldad, crueldad y odio a quienes no comulgaban con las ideas o ideales del presidente.
Tampoco se desvirtuaba y se menospreciaba la labor de las instituciones, ahora todo lo que no le conviene al gobierno se pone en duda sin razón ni lógica, sin sustentos y con una aferra violación a la constitución y las normas; ya vemos cómo le ha ido al INE, al INEGI y al INAI; todo lo contrario a la Comisión Nacional de Derechos Humanos pues hay que recordar que la actual presidenta de la CNDH es hija de Rosario Ibarra de Piedra una persona que estuvo con AMLO en su gobierno alterno que creó cuando perdió la elección presidencial frente a Felipe Calderón.
Por cierto, recuerdan esa escena donde López Obrador arriba de un templete mandó al diablo las instituciones; ¡pues ya ven, lo dijo aquel momento y lo está cumpliendo hoy!
A todo lo anterior, se suma la deficiencia en la educación, la delincuencia ordinaria, la delincuencia organizada, la inseguridad, la falta de resultados de las instituciones de seguridad pública y de procuración de justicia para proteger a los gobernados y brindarnos una vida tranquila en donde impere el Estado Derecho y el bien común; ¡etcétera, etcétera y más etcétera!
Contraria a toda razón, vemos y escuchamos videos clandestinos que se publican por todo internet donde grupos criminales equipados y armados hasta los dientes le ordenan al gobierno que no se metan en sus asuntos que ellos ahora harán justicia; ¡aquí es donde cabría un emoticón con carita de sorpresa!
También es cierto, que muchos eventos desafortunados, reprochables e indignantes como lo que sucedió en Querétaro el fin de semana pasado, no sólo nos hace preguntarnos sobre el índice de violencia, odio, frustración y criminalización que han alcanzado las personas que materialmente golpearon e incluso mataron a gente dentro del estadio – aunque eso ya sería materia de los peritos en perfil criminal- el hecho es de que se habla de algo planeado para que justamente pasara en Querétaro pues según encuestas hasta hace unos días era el Gobernador mejor evaluado de todos en el país y no era de MORENA; ¿coincidencia?, ¡quien sabe!; lo cierto es, que si se hablan de muertes aunque oficialmente se niegue. Además, que ya hay detenidos los cuales fueron fotografiados sin atender debidamente las limitantes para no divulgar sus rostros, por el respeto a la presunción de inocencia.
Dicho lo anterior, nos obliga a mirar con mayor profundidad con respeto a la transparencia y acceso a la información como están cumpliendo con sus obligaciones y responsabilidades cada una de las dependencias, instituciones y organismos públicos tanto a nivel federal, estatal y municipal e incluso Militar; todo ello a pesar de lo que se diga en las mañaneras.
Aún faltan 2022, 2023 y 2024; lo que acabamos de leer y lo que nos faltó por poner ha pasado en tres años, ¿qué nos espera en los próximos tres restantes?, ¡abróchense los cinturones!, ¡sujétense de dónde sea!, ¡el futuro incierto nos espera!