No es noticia ni muchos menos un secreto de que en México cada vez más se recrudece la violencia, la delincuencia, la corrupción;
y con ello, se refuerzan las empresas criminales. ¿Ya nos habremos convertido en un narco estado?
La Guerra contra el Crimen Organizado es un conflicto armado que se pelea o se peleaba entre el Estado Mexicano (Fuerzas Armadas, Policías y Fiscalías) y las Organizaciones Criminales. Oficialmente, inició el 11 de diciembre de 2006, cuando el Gobierno Federal dirigido por Felipe Calderón anunció el operativo contra el crimen organizado en Michoacán, cuna de dicho Presidente de la República.
De acuerdo con diversas estadísticas, se cuentan, hasta octubre de 2021, 350,000.00 muertos por esta guerra, sin considerar las personas que están en situación de desaparecidas. Además, este último registro no que creo que sea tan preciso, pues las bases de datos de la Comisión Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas se alimentan de lo que informan las Fiscalías General de la República, y de cada una de las Entidades Federativas; seamos honestos, no creo que ni estas últimas tengan un registro adecuado de cuantos desaparecidos sean o hayan sido a manos del crimen organizado.
En la actualidad, existen más de 20 Carteles del Crimen Organizado en el País, algunos con una alta presencia en todo el territorio nacional e internacional, en realidad muchas de las personas que se han dedicado a estudiar este fenómeno del crimen organizado, se han sorprendido la forma tan organizada y certera de actuar, de hecho podríamos decir que están mucho mejor financiados, preparados, capacitados y armados que el propio gobierno federal y de los gobiernos locales.
Pero seamos francos, a pesar de que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, aborrezca a Felipe Calderón por obvias razones políticas; lo cierto, es que en ese momento había presupuesto para armar y adiestrar a las policías y las fuerzas armadas, y por supuesto para que desempeñaran sus funciones con todos los instrumentos de trabajo que requerían. Que hubiera desvío de recursos, ese es otro cantar.
Sin embargo, en la actualidad, con la famosa austeridad, donde desde el inicio se vendió la idea de que quintándole recursos a los servidores públicos en el tema de seguridad pública, defensa, inteligencia y procuración de justicia; incluso reduciéndoles el sueldo, lo único que provocó es que los elementos de esas corporaciones policíacas no pudieran llevar a cabo las funciones y obligaciones de prevenir y combatir el delito y a los delincuentes, mucho menos buscar el bien común, proteger y servir a la comunidad.
Por el contrario, vemos que muchas veces -no siempre- que los líderes del crimen organizado en algunas entidades federativas son más queridos y aceptados por la sociedad que los mismos políticos que se dicen gobernar en Estados o Municipios. Creo que muchos de los servidores públicos se han convertido en marionetas de las organizaciones criminales.
Lo cierto es, que las y los mexicanos honestos estamos sufriendo las consecuencias de esa mal política que han emprendido los que están a cargo en este momento del Estado Mexicano, sin dejar de mencionar que no se ve una estrategia, inteligencia -en toda la extensión de la palabra-, ni mucho menos voluntad política para combatir al crimen organizado.
Cuando llegó Andrés Manuel López Obrador, muchas personas supusieron que votando por él podrían lograr cambiar algo de su situación -ya sea porque querían empleo, paz, justicia, alimento, reducción de gasolina, mayores oportunidades, seguridad, bien común, desarrollo, poder adquisitivo, felicidad, estabilidad, y todo eso bueno que ahora añoramos- pero a cuatro años de su gestión sí que se transformó y dio un vuelco la vida de todos los mexicanos sin lograr una de esas añoranzas, por el contrario, muchos vieron como se esfumaban lo poco que tenían.
Pues todo lo que se vendió no se cumplió, pues antes de que entrara el actual gobierno la gasolina se llegaba a vender en 19 o 18 pesos, ahora oscila entre los 24 y 25 pesos, el poder adquisitivo ha bajado pues en las mañaneras el presidente declaró que el mexicano tendría ser feliz con un solo par de zapatos, a las viejas ideas comunistas; ya quisiéramos ver que sus hijos tuvieran y sobrevivieran con un solo par de zapatos y baratos. Pues como dice el dicho: “el buen juez comienza en su propia casa”.
Ahora, el tema del crimen organizado es el más emblemático de este gobierno, primero porque desde su campaña y su séquito condenaron que el ejército estuviera haciendo labores de seguridad en todo el territorio nacional -orden que por cierto había dado Felipe Calderón- pero ahora vemos que crea una Guardia nacional liderada por un Militar y que ahora la intención es que pase a ser parte de las Fuerzas Armadas. Los militares siguen luchando por la seguridad pública en las calles y ciudades de México, la Guardia Nacional está incapacitada pues no tiene recursos para combatir el crimen organizado. Las fuerzas de seguridad pública están más que aplastadas por el crimen organizado.
Muchos critican la transformación de las fuerzas armadas, especialmente de la Secretaría de la Defensa Nacional, que pasó de ser defensora de la seguridad nacional a ser una empresa que se dedica a las construcciones, remodelaciones y explotación de los proyectos del presidente de la república. Pero digamos que solo así los tiene controlados y de su lado. No piensen que es algo que paso de manera circunstancial o por el combate a la corrupción.
En fin, todo ello, sumado a la política del presidente de la república de combatir al crimen organizado con abrazos y no a balazos, y la incapacidad y desinterés de los gobernantes de Morena en los estados para combatir al crimen organizado, ha provocado que estas organizaciones criminales tengan una fuerte presencia en más de 15 Estados de República en la actualidad, y eso no fue a causa del gobierno anterior, aunque así se quiera vender a la sociedad mexicana.
Los últimos acontecimientos que vimos en Nueva Italia, Michoacán, en donde se hace público un video que seguro fue difundido por un miembro de alguna estructura criminal y que recorrió todo el país donde se observa a diversas personas en varias camionetas civiles persiguiendo a los militares en sus vehículos militares para sacarlos de esa ciudad que pertenece a Michoacán, por cierto Gobernado por Morena, y donde el gobernador también traía un discurso de campaña que erradicaría lo que el viejo régimen había dejado, o cuando menos así se lo expresó a Ciro Gómez Leyva en uno de sus programas.
En ese video se ve como los militares huyen, tratando de dejar atrás la jauría que los seguía gritándoles: “Tírenle, putos, tírenle, tírenle”. Es triste, desconcertante, y preocupante que hayamos llegado hasta este momento, donde los militares, la última fuerza que tiene el estado para combatir al crimen organizado, la soberanía y la seguridad nacional, salgan huyendo de un lugar y no enfrentar a las organizaciones criminales, pues si le hacen eso a ellos, que nos espera como sociedad. Vivimos en un estado de anarquía. Más si después de esos eventos el Presidente de la República sale diciendo que se protegieron los derechos de los delincuentes. Las preguntas serían: ¿y el derecho de los militares y de los ciudadanos?, ¿El Estado de Derecho, señor presidente cuando se va a comenzar a respetar?, ¿Cuándo ya no haya un país que gobernar o cuando el pueblo se levante en armas para tratar de proteger su vida, su familia, su patrimonio, y su bienestar? Eso si, será parte de la historia.