El actuar ético en las redes sociales

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Conforme fue avanzando el siglo XX y la informática fue tomando mayor auge como mecanismo de intercomunicación personal, los medios tradicionales de difusión de la información fueron siendo desplazados. La aparición del internet y

su fácil acceso –incluso a través de dispositivos móviles– comienzan a desplazar a la prensa, al grado de que hoy todos los diarios en el mundo cuentan con un portal de internet en el que dan a conocer información casi en tiempo real. Ahora los periódicos impresos dan información de un día antes, mientras que ésta ya fue difundida por los portales de internet y replicada a través de las redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram, Pinterest, Google+ y otras tantas más que circulan, con mucha más prontitud, cualquier tipo de información.
Ciertamente hoy contamos con muchos medios para comunicarnos y difundir lo que queramos. El contacto interpersonal es más fluido y esto debería permitir un acercamiento mayor entre la sociedad, pero desgraciadamente no es así pues la falta de valores y principios en el ciberespacio lo impide, incluso –y esto es una mera opinión personal– llega a alejarlos. Me explico:
Las redes y el internet son utilizados sí para difundir masivamente, pero no necesariamente para informar. Los infundios y vituperios se extienden como si fueran verdades indiscutibles. Desmentir en un medio electrónico es una invitación al linchamiento electrónico; defenderse ahí es enfrentarse a una pléyade de jueces sumarios que condenan sin siquiera dar posibilidad de defensa alguna.
Efectivamente, el fenómeno de difusión de información en las redes sociales debe ser estudiado por las mentes más versadas en cuestiones sociológicas a nivel mundial, pues en éstas se genera una condición social muy distinta a la que hemos planteado como “ideal”.
En las redes sociales el nivel de libertad es infinito, lo que deja al arbitrio de cada individuo que las usa las formas y modos para ello. Así, lo que se difunde ahí depende, al cien por ciento, de la ética y las consideraciones personales; todo ello, aunado al hecho innegable que existe la tendencia al anonimato y, a partir de ello, despojarse de cualquier lastre moral, ético o hasta legal.
En esta tónica es importante iniciar un planteamiento del actuar ético en las redes sociales, pues lo que ahí ocurre irremediablemente incide en la vida “real” y cotidiana, pues cada palabra que se difunde ahí y que califica al otro impacta necesariamente en una vida humana.
@AndresAguileraM