Con la cercanía de la primavera, las jacarandas florecen y las calles de la Ciudad de México se tiñen de un color morado que anuncia el inicio de un nuevo ciclo a comenzar.
Así, cientos de miles de mujeres vestidas de morado, salieron a las calles del país a levantar su voz en contra de la situación de desigualdad e inequidad que predomina a lo largo y ancho del orbe en contra de las mujeres, en especial, en nuestro querido México.
Aquí algunos datos de la alarmante situación que vivimos en esta materia. La Organización de Naciones Unidas considera que en México se perpetran entre nueve y once feminicidios diariamente. El Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta 1,006 feminicidios en 2021, haciéndolo el año en que más feminicidios se han cometido. El 86% del territorio nacional está bajo alerta por violencia feminicida y desaparición de mujeres y niñas. Las mujeres son las principales víctimas de delitos sexuales, reportándose en 2021, 3 mil 140, de los cuales 142 fueron violaciones. Aproximadamente 21.2 millones de mujeres fueron excluidas del mercado laboral en el año 2021; de las cuales sólo 4.6 millones fueron afectadas directamente por el desempleo, en tanto que 13.8 millones, carecen de oportunidad de buscar empleo por la carga de tareas domésticas y de cuidado.
Como podemos ver, la situación de violencia, inequidad e injusticia predomina sobre las mujeres. Los convencionalismos, estereotipias, prejuicios y prácticas que, de suyo, resultan discriminantes y hasta denigrantes, continúan presentes en la cotidianidad social. Basta con mirar a nuestro alrededor y la forma en que vivimos cotidianamente. Hombres reciben privilegios y dispensas sociales y gozan de libertades extremas, en tanto que conductas similares realizadas por mujeres, son juzgadas con una severidad inusitada, lo que se traduce en una limitación al propio desarrollo y a su libertad. Pese a ello, hoy, desgraciadamente, el principal reto de inmediata atención es en la reducción de los índices de violencia contra las mujeres. Es inconcebible que en pleno siglo XXI la inequidad siga siendo una constante en la vida de las sociedades.
Más que nunca se requiere un actuar sinérgico de quienes conformamos a la sociedad, con la finalidad de generar las condiciones de equidad entre los géneros que es indispensable para que exista una justicia efectiva; sin perder de vista que ello implica equilibrio y no la sobre posición de uno sobre otro, ni realizando injusticias, para tratar de satisfacer revanchismos arraigados con pesadas anclas de venganza.
Hoy las jacarandas florecen a la par de mujeres que marchan y se expresan por lograr una ansiada justicia que parece nunca llegar, pero en la que se insiste para así lograr, por fin, la ansiada primavera de la justicia, donde hombres y mujeres lograrán una convivencia equilibrada, equitativa y justa, en donde la voluntad, las capacidades, habilidades y voluntades sean las únicas que definan el destino de las personas y no los roles de género preestablecidos y ordenados por tradiciones malentendidas como tradiciones monolíticas e inamovibles.
@AndresAguileraM