Indiscutiblemente las figuras más importantes para los pequeños son sus padres. Son imágenes y ejemplos de vida. Su actuar repercutirá necesariamente en los hombres y mujeres que habrán de forjarse. Sin embargo, las nuevas generaciones de padres parecen insensibles ante esta situación que, dramáticamente, incide en el forjamiento de las nuevas generaciones de mexicanos.
El devenir histórico ha dado muestras de que los “nuevos mexicanos” son más desarraigados a sus familias y, sobre todo, a su sociedad. La falta de solidaridad, por desgracia, se gesta desde el seno familiar.
Hoy por hoy, los padres han dejado de lado el forjar el espíritu solidario en los menores. Por el contrario, se ha exacerbado el egocentrismo y el individualismo en las nuevas generaciones. El sentir de comunidad es un fenómeno en extinción y todo ello producto, en gran medida, por el abandono y la cosificación del ser humano. Resulta que la nueva religión, provocada por las condiciones sociales de la humanidad –el dinero– ha hecho que los seres humanos dejemos de ser “fines” para ser “medios.”
Muestra clara es el abandono y la utilización de los menores en los casos de divorcio, en donde los hijos y sus necesidades se vuelven “invisibles” y si los ven, es porque forman parte del “botín” o el “arma” con la que sus padres buscan conseguir sus objetivos económicos y de “venganza”, sin considerar que, en la mayoría de los casos, la afectación sicológica –e incluso física– que sufren los menores de edad se desatiende y, en esas circunstancias, existe el riesgo de que lleguen a la edad adulta con muchos conflictos, altas probabilidades de repetir la historia y con un desarraigo social significativo.
Hoy el reto de las sociedades –más allá de considerar abatir los índices de divorcios– es la promoción de valores que fomenten la solidaridad y la revaloración de los seres humanos. Apreciar el valor de la comunidad y su vinculación interpersonal, más que la idolatría por los bienes y satisfactores personales, es el reto que debemos enfrentar como sociedad.
Si los líderes del mercadeo, la promoción y el consumismo permiten una nueva refundación de los medios y su papel en la educación de las personas lo permiten, podremos construir una nueva ciudadanía, en el que se revalore la condición del ser humano, para con ello formar hombres y mujeres que sepan el valor de la familia y su importancia para una comunidad sana y solidaria.
@AndrésAguileraM