En la mañanera de ayer en Palacio, una colega representante de Artículo 19 --una de esas organizaciones no gubernamentales que tanto prurito causan al
señorpresidente-- planteó al licenciado López Obrador una pregunta bien sustentada.
La respuesta fue una enorme mentira apoyada en la retórica salpicada de pasajes de la historia patria e inmersa en esa cobardía apenas elemental de quien escurre el bulto y reparte culpas.
“Con todo respeto” --como suele maquillar la descalificación el presidente López Obrador-- el adjetivo tiene severa connotación; de acuerdo con el tumba burros es aplicable a quien siente miedo ante situaciones difíciles o perjudica o hace daño en forma encubierta por carecer de valor.
Esas condiciones son familiares, indudablemente, para la inmensa mayoría de los ciudadanos al momento de evaluar o considerar el actuar de los representantes populares.
En solitario son lo contrario o asumen posturas mesuradas que generalmente implican cobardía que maquillan con desplantes de demagogia, promesas o baladronadas que, al paso del tiempo los evidencian en ese papel de cobardes, sobre todo cuando son evaluados al término de sus gestiones y se conoce de sus actos y ordenamientos que no repararon en el daño público y, faltos de valor para encarar realidades dispusieron lo que menos les perjudicara en imagen pública y eso que llaman “honor”.
Son políticos cuya actitud pública es retadora y contrasta con la humildad de la foto en campaña, en el acto oficial, según sea el caso; pero en privado son dictadores, prepotentes, rebosantes de soberbia que descargan en sus colaboradores, a quienes no tienen enfado en despreciar y tratar mezquinamente.
Aquello de que en el país no se mueve una hoja sin la orden presidencial es una verdad insultante como la asumida ayer por el coordinador de los diputados federales de Morena, Mario Delgado Carrillo, que recurrió a una estrategia, igual de cobarde porque armó una mascarada en la votación de un artículo reservado de la Ley de Instituciones de Crédito, para no entrar a la discusión del dictamen de la reforma constitucional que dictará reducir en 50 por ciento el financiamiento a partidos políticos, simple y sencillamente porque no estaba en condiciones de cumplir a la previsión de su jefe Andrés Manuel quien jubiloso la anunció en la mañanera. Vaya, no hay mayoría para votación calificada que requiere la reforma constitucional.
En la praxis de ese papel hay de todos colores y siglas, así es la política, así es el juego que todo jugamos.
Y ayer tocó al presidente López Obrador cumplir con ese papel de quien reparte culpas, escurre el bulto y engaña con la verdad porque evita asumir la responsabilidad plena y absoluta de actos que son harto conocidos y documentados cuando más vividos por quienes nos dedicamos a este oficio del periodismo y hemos sido víctimas de la embestida de los youtubers y bots de las granjas creadas por el escuadrón presidencial, por supuesto no reconocido por el inquilino de Palacio, que lo mismo nos descalifican que insultan y tiran las plataformas, los modestos portales o diarios digitales, e incluso hasta bloquean artículos de opinión que no le gustan al César. Nada que incomode al emperador.
Pero, vaya, transcribo la pregunta de la colega representante de Artículo 19 y la respuesta del señorpresidente. A saber
“Como usted sabe, el periodismo es una pieza fundamental de las transformaciones sociales y políticas.
“Y como los mexicanos y mexicanas saben, recibir información, es decir, tener acceso al periodismo es crucial para decidir el futuro que quieren para ellos para sus hijos y para sus hijas.
“Por eso, señor presidente mi pregunta hoy es: ¿se compromete usted hoy aquí en este momento a partir de ahora a utilizar un lenguaje que ningún caso pudiera estigmatizar el ejercicio del periodismo o a los y las periodistas?
“Podría responderme simplemente sí o no, si quiere explicar la respuesta también, pero me basta con un sí o no.
“¿Se compromete usted hoy aquí a utilizar un lenguaje que no estigmatice a periodistas y que no estigmatice el periodismo?
“Muchísimas gracias.
--Nunca he utilizado un lenguaje que estigmatice a los periodistas. Yo quiero estigmatizar a la corrupción, no a los periodistas –respondió Andrés Manuel López Obrador. Y Abundó:
“Aquí lo que hay siempre es un diálogo circular. Y antes no se acostumbraba esto porque la prensa estaba sometida en México, con honrosas excepciones, subvencionada. Entonces, ahora hay libertades plenas y lo único que se hace aquí es informarles a los ciudadanos, garantizar el derecho del pueblo a la información. Eso es lo que hacemos.
“Esto no ha sido entendido adecuadamente porque existían consorcios, grandes aparatos que dominaban la llamada opinión pública, no había pluralidad, era predominante el dominio de la prensa al servicio del régimen. Entonces, ahora es distinto, ahora todo mundo se manifiesta, se expresa, tenemos la dicha enorme, la ventaja de contar con las redes sociales.
“Entonces, la prensa convencional que marcaba la agenda destruía a opositores, silenciaba lo que al régimen le convenía, aplaudía, callaba, pues no se siente cómoda porque ya es otra la situación.
“Pero nosotros no utilizamos un lenguaje ofensivo, somos respetuosos, nada más que sí ejercemos nuestro derecho de réplica porque, como usted lo dice, también tenemos el derecho a manifestarnos, somos libres.
“No va a haber censura para nadie. Les recuerdo, porque a lo mejor no tienen ustedes todos los antecedentes, pero antes el periodista que criticaba al gobierno podía ser despedido. Así despidieron durante el gobierno de Felipe Calderón a José Gutiérrez Vivo, se tuvo que ir al exilio, allá está en Estados Unidos protegido, destruyeron su empresa y nadie lo defendió; en el sexenio pasado sucedió algo parecido con Carmen Aristegui y también nadie o muy pocos la defendieron.
“Entonces, ahora hay cambios, hay libertades plenas y los que tenían el poder, los que se sentían los dueños de México, que se habían dedicado a saquear, a robar, a prostituirlo todo, incluido el periodismo, no están de acuerdo con lo que estamos haciendo.
“Pero nunca jamás en el tiempo que llevamos luchando hemos afectado, agredido a un periodista, ni lo haríamos por una cuestión de principios, de convicción”.
--Sí, señor presidente –replicó e insistió la colega. Pero, por ejemplo, algunas de las cosas que nos han compartido estos compañeros y compañeras periodistas de los estados.
“Usted, por ejemplo, la semana dijo aquí en una de estas conferencias de prensa que los medios muerden la mano de quien les quitó el bozal o, por ejemplo, en alguna ocasión ha podido referirse a alguien como enemigos de su proyecto, o a un periodista decirle: ‘Miente como respira’.
“La realidad es que estos comentarios, en un compromiso por la democracia, por la transformación democrática, sí nos gustaría que usted se comprometiera… o mi pregunta sería: ¿Se compromete usted a demostrar de manera clara y contundente su apoyo al rol del periodismo en una sociedad democrática y participativa, aunque este periodismo sea crítico con el gobierno?”
La respuesta de López Obrador no tiene desperdicio, una absoluta mentira, la cobardía de quien se pone a salvo y culpa al pasado y se desentiende del presente. Típico político cuyo hábito es aparecer como patriota, víctima de las circunstancias y de los malvados y perversos periodistas que, cuando se accidentan reciben un abrazo y… ni hablar comadre, ni modo, compadre, para qué me sigues.
“Siempre los he respetado a todos, no los veo yo como enemigos, sino como adversarios”, ¿adversarios? No, no Andrés Manuel, nosotros no somos adversarios, nosotros cumplimos con nuestra tarea, nuestra profesión, nuestro oficio y nos pagan un salario, en otros casos una remuneración como freelance.
No, Andrés Manuel, no tropieces con la mentira.
Y pretextas en la respuesta:
“Pero es que antes eran intocables, columnistas, conductores de radio, de televisión, que ganaban, no sé ahora cuánto, pero hasta un millón de pesos al mes o dos millones, los grupos de intereses creados, casi todos, tienen medios de comunicación.
“Entonces, eso es lo que hay en el fondo, pero de hacer esos cuestionamientos a que nosotros limitemos la libertad de expresión, pues hay una gran diferencia. Nosotros siempre vamos a respetar la libertad tienen todos los ciudadanos de manifestarse.
“Yo nunca le he pedido a ningún director de un periódico, de una estación de radio, nunca me he quejado en contra de un periodista en particular, nunca, nunca lo he hecho”. ¿En serio, señorpresidente? Vaya cobardía ésta de lanzar la piedra y esconder la mano. Por cierto, El Cobarde del Condado, en la película y la rola de Kenny Rogers resultó todo lo contrario al adjetivo porque nunca lo fue. Ojala y ése fuera el caso. Digo.
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@sanchezlimon