Los pillos que vos votáis

Félix Salgado Macedonio es político mas no hermana de la caridad…

 Y como el controvertido hijo pródigo de Tierra Caliente que aspira a ser gobernador del estado de Guerrero, si es que no lo desbarranca el escándalo de manufactura doméstica, azuzada con fuego amigo de Morena, hay, ha habido y habrá políticos de todos colores cuyas carreras no se presumen.

¿Quiere usted conocer manchas que ignoraba existían en su expediente? Busque y arriesgue fama y probidad en aras de un cargo de elección popular; es una aventura en la que no sorprende la guerra de lodo, de detritus operada desde la trinchera contraria.

Seguramente estos políticos, como el licenciado López Obrador, no sabrán completos los 14 versos el poema A Gloria, obra del decimonónico poeta veracruzano Salvador Díaz Mirón, pero suelen presumir las líneas que son famosas de uno de ellos y las invocan como sello de honestidad. Lea usted

“Los claros timbres de que estoy ufano
han de salir de la calumnia ilesos.
Hay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!”

Bueno, a Félix ya lo juzgaron y quemaron en leña verde las huestes de Morena que no lo quieren, porque la oposición simplemente observó desde la acera de enfrente y aportó su humilde grano de arena discursiva.

Y el ínclito itamita aprendiz de brujo, Mario Delgado Carrillo, demostró haber aprendido a tragar sapos y camina adusto, dueño del terreno, importándole un bledo se le acuse de incurrir en similar práctica política a la que endosa delictiva y deshonesta en la dupla que identifican como PRIAN.

¡Ah!, Mario Delgado, excelente y destacado gerente de administración del Corporativo Morena, S.A., que heredó de Yeidckol Polevnsky, partidazo que también administró con finura gerencial el hoy senador Martí Batres Guadarrama, quien sufrió el primer revés de este año con su pretendida cuanto rechazada por sus pares morenistas reforma al 55 constitucional, para suprimir el requisito de ser mexicano por nacimiento para ser diputado federal o senador.

Sí, cada quien sus pecados, porque en la vasta contemporánea, madura y novel familia política revolucionaria mexicana, cuya aspiración es hacerse del poder, nadie transita sin mácula.

¿Sabrán los políticos qué es política? Sin ánimo de sabelotodo como presume el inquilino de Palacio, que según doña Olga posiblemente vuelva al púlpito de la mañanera el próximo lunes 8 del naciente febrero, cito lo que el tumbaburros determina:

1. Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados.

2. Actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país.

Bueno, también le dan el rango de arte y ciencia, ésta como una rama de las ciencias sociales, pero coincidirá conmigo en que sería un exceso calificar artistas o científicos a muchos personajes que distan de ser políticos de rango y carrera, reconocidos y respetados porque, precisamente sus pecados los condenan y el oficio de trepadores y oportunistas, incluso desleales por aquello de negar la nacencia partidista, los estigmatizan aunque, aquí viene la invocación del poema de Díaz Mirón en sentido contrario, usted disculpe:

“(…) Hay plumajes que cruzan el pantano
y no se manchan... ¡Mi pantano es de esos!”

Y es que, usted sabe más que yo, en la historia nacional hay nombres de personajes que se han ganado un sitio en las páginas negras, esas que no se presumen y nunca darán lustre al apellido, para desgracia de los herederos.

¿Quién presume y ha presumido parentesco alguno con el dictadorzuelo Victoriano Huerta? Por supuesto, las familias que se encumbraron con la revolución y cuya riqueza cuestionada luego pasó a integrar el anecdotario nacional, presumen apellidos y prosapia. Y no hay problema.

Priistas, panistas, perredistas, eso que llaman verdes ecologistas, emeceístas, petistas y morenos y etcétera y etcétera, forman parte de la familia revolucionaria, bueno, herederos que han llegado al poder por el poder mismo, salvo honrosas excepciones de políticos formados en la brega y en universidades reconocidas.

Y, mire usted, la inmensa mayoría de esos políticos es la que llega al Congreso de la Unión por la vía plurinominal. Es la estructura que sabe del trabajo legislativo, es la que ocupa las presidencias camerales y de comisiones dictaminadoras. Son diputadas y diputados, senadoras y senadores que saben. Bueeeno, también hay sus bemoles, pero son los y las menos.

El punto es que, en esta temporada de cacería de famas y pecados rumbo a la elección federal intermedia del 6 de junio próximo, en el escenario de las pre campañas y las campañas habrá acusaciones de toda naturaleza, no discusiones de altura, mucho menos debates de los que el elector pueda decidir por quién votar.

Así, el riesgo siempre el riesgo es que el diputado, gobernador, alcalde, legislador local o regidor que usted elija sea un pillo, un delincuente en potencia que, apenas rinda protesta en el cargo, emprenderá la práctica del deporte nacional por excelencia: la corrupción.

Porque, mire usted, qué se puede esperar de un candidato a quien su oponente llame corrupto y acuse de lindeza y media. Si es inocente de los cargos, la ley lo determinó cuando el Instituto Nacional Electoral y los Oples dieron registro formal. Pero…

Le platico de un caso emblemático registrado en la LVIII Legislatura Federal, cuando a la Cámara de Diputados llegó el Partido de la Sociedad Nacionalista con tres diputados que, en realidad eran familiares: marido y mujer y hermana. El PSN tuvo vida breve (1998-2003), tiempo en el que sus integrantes, dirigentes y diputados federales al unísono, hicieron negocio.

Fue, el PSN, un partido familiar que llegó al Congreso de la Unión merced a que se integró a la Coalición por México que encabezaba el PRD con su candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Gustavo Riojas Santana fue el líder del PSN, su esposa Bertha Alicia Simental García y su hermana Norma Patricia Riojas Santana, como él, diputados federales.

A Gustavo se le conoció como el “diputado jaguar”, mas no porque fuera agresivo y ducho en la lid parlamentaria. No, llegaba al Palacio Legislativo en un automóvil Jaguar; su esposa y su hermana igual se distinguían por el lujo de sus ropas y vehículos. Gustavo usaba un abrigo de pieles que contrastaba con las del resto de los 499 diputados y diputadas.

Y, bueno, bueno, sus oficinas eran espacio vedado para la prensa y miradas ajenas. ¿Por qué? Por supuesto, sin el apoyo del PRD, en la elección intermedia de 2003 el PSN perdió el registro; el entonces Instituto Federal Electoral lo multó por malversación de fondos; se giró orden de aprehensión contra Gustavo Riojas Santana, como presunto responsable.

Pero todo quedó en el anecdotario. Así que, señoras y señores, ahí vienen los próceres, más de 400 que buscan la reelección como diputados federales. Usted sabrá por quién vota, luego no se queje. Nomás vea el tiradero que nos están dejando. Luego le cuento de otros… Conste.

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