Salvar el Ring

Lo que nos debe ocupar a los mexicanos de aquí al próximo 2 de junio es vencer la apatía de los indiferentes y la 

miopía de los apasionados.

Si queremos seguir peleando por nuestras agendas particulares, sean las que sean, ¡hay que salvar el ring! Ese ring es la democracia. Sin democracia, la dictadura impondrá las políticas públicas que pretende, todas ellas contrarias a los derechos humanos universales: vida, libertad y propiedad privada.

Urge quitarle a Morena la mayoría simple en el Congreso, de la que se ha cansado de abusar, e impedir a como dé lugar que recupere la mayoría calificada que le quitamos en 2021, con la cual hubiera podido destrozar la Constitución a su antojo, aprobando todas las reformas con las que intentó desmantelar y someter al INE, al INAI y al Poder Judicial, entre otras. No lo logró hasta ahora, pero podría hacerlo si llega a recuperar la mayoría calificada en 2024. Eso es lo que llama López Obrador su PLAN C.

Todavía existe el riesgo de que lo logre si recupera la mayoría calificada en 2024. Una vez que hayan tomado sus curules y escaños los nuevos diputados y senadores, al presidente todavía le quedará un largo mes antes de dejar el poder, por lo que, su bancada podría infligir un daño irreparable a las instituciones y a la democracia.

Lo que nos debe ocupar a los mexicanos de aquí al próximo 2 de junio es vencer la apatía de los indiferentes y la miopía de los apasionados.

Venciendo esos obstáculos podremos cerrar filas en torno a quien gane la candidatura del Frente Amplio por México y empujarlo con energía hacia la victoria.

Está surgiendo una peligrosa miopía en ciertos sectores conservadores que los está distrayendo del objetivo primordial. Están siendo manipulados por los estrategas del propio régimen, que intentan dividir y contraponer a los grupos de oposición para que se neutralicen unos a otros con fuego amigo.

La primera a la que han pretendido crucificar es Xóchitl Gálvez. Su nombre ha inundado los chats y las redes con mensajes que buscan glorificarla o satanizarla sin ninguna reflexión de fondo. Lo de glorificarla surge como una reacción natural por tratarse de una figura que emergió en medio de un clima de desesperanza para vencer la falsa creencia de que es imposible vencer a Morena. Mientras que lo de satanizarla no surge de forma natural sino inducida, con el despropósito de encender la mecha entre grupos ultraconservadores. No es casual el ataque, ya que se trata de la única ficha de la oposición que hasta ahora ha logrado encender las alertas en Palacio, sacando de balance al presidente al arrebatarle el control de la agenda pública.

El miedo a que gane Xóchitl, a quien relacionan con una agenda progresista, se debe a que la mayoría de las personas desconoce la forma como se aprueban las leyes. Si bien la bancada de Morena ha brincado al son que le truena los dedos López Obrador, lo cierto es que no es él quien crea y modifica las leyes, sino los legisladores. De ahí que no haya podido modificar a su antojo la Constitución, sólo las leyes secundarias que le permite controlar a la mayoría simple. Asimismo, las leyes vigentes, incluyendo las del aborto, no podrán ser cambiadas por el próximo presidente, sólo por el Congreso de la Unión.  Si nos preocupa la agenda legislativa debemos votar por un Congreso equilibrado.

La campaña sucia emprendida contra Xóchitl viene de quien se siente amenazado por ella, de quien le tiene tanto miedo que mandó un grupo de golpeadores a cerrarle el paso.

No nos dejemos manipular, ni por el boom que ha surgido a favor de Gálvez ni por la campaña sucia en su contra. Tiempo tendremos para conocer los perfiles de todos los aspirantes a la candidatura presidencial del Frente Amplio por México, entre los cuales estarán sin duda los mejores de los posibles.

Quien quede en la candidatura del Frente habrá de convencer por sus calificaciones y experiencia, pero también por su capacidad de conectar, inspirar y aglutinar a los electores, sobre todo a la clase media, que es donde se concentra la mayoría de los abstencionistas. De nada sirve lanzar al mejor si no es capaz de cruzar la aduana electoral por falta de votos.

Tras una reflexión seria podremos darle nuestra firma a quien nos parezca el mejor aspirante de la oposición a la Presidencia. Después de eso, lo que toca es cerrar filas para apoyar al que gane la candidatura. De otra forma nos pasará lo mismo que en 2018: se dividirá el voto democrático y va a ganar el voto populista; y, entonces sí, las agendas particulares de todo tipo, por salvíficas que parezcan, irán a parar al basurero.

Hoy toca ser inteligentes, no impulsivos; actuar con cabeza, no con el hígado. Sólo así podremos evitar que Morena se enquiste en el poder y nos convierta en un régimen socialista sin vuelta atrás.

SÍ HAY CON QUÉ

SÍ HAY CON QUIÉN.

SÍ ES POSIBLE.

*Elena Goicoechea es escritora, editora, analista política y activista.