Si es cierto, es un simulacro, pero mientras las maestras y los niños cantaban pecho tierra, “un elefante se columpiaba sobre la tela de una araña”
y colocaban sus manitas sobre sus cabezas para resguardarse de una balacera, no pude evitar, como supongo lo hacen miles de padres de familia, sentir indignación por lo que nuestra niñez está pasando.
Estas imágenes circularon en videos, fotografías y notas periodísticas durante la semana. Se trata de un curso de verano impartido por personal de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Fresnillo, en coordinación con el gobierno del Estado. Zacatecas es hoy una de las entidades más inseguras de México.
Entiendo que ante la grave situación que vive nuestro país en materia de seguridad, se busquen mecanismos de alerta que preparen a nuestros hijos a enfrentar un posible ataque del crimen organizado. No lo condeno, sólo no logro comprender en qué momento llegamos a normalizar lo que no es normal.
En el mismo curso se presenta también una obra de teatro para prevenir un secuestro y cómo se procesa una escena de un crimen. Los niños de México y de ningún país deberían vivir con tanto miedo. Deberían estar jugando, soñando, cantando y bailando, pero no ellos no tienen la fortuna de hacerlo, deben prepararse para cuidar su vida.
La violencia no es un tema reciente, no pretendo negar la realidad. Pero lo cierto, es que como nunca, se ha demeritado por parte de las autoridades el valor de la vida. Han eludido su responsabilidad constitucional de combatir al crimen organizado. En 4 años, lo que hemos observado no sólo es ineficiencia, sino acciones premeditadas para apoyar a los delincuentes que se han apropiado de gran parte del territorio nacional.
Otra imagen desgarradora fue la de una pequeña en Sonora, que llorando suplicaba a un par de sicarios que no matarán a su padre, mientras estos subían al hombre a una camioneta y arrancaban a toda velocidad, segundos después en el mismo video se escuchaban detonaciones que se supone, por los informes posteriores, eran parte de la ejecución del padre de la menor.
La semana pasada México, vivió simultáneamente en Guadalajara, Celaya, Irapuato y posteriormente en Ciudad Juárez, Tijuana, Tecate y Mexicali una ola de violencia, en donde la fuerza de la Guardia Nacional y del Ejército, estuvo ausente. Más de 12 muertos, entre ellos dos jovencitas, una empleada de un Oxxo y otra más que se había acercado a pedir trabajo.
Pero el argumento de López Obrador, durante su conferencia matutina, es que esto sólo era producto de “protestas” de grupos delincuenciales y no actos de terrorismo que deben ser combatidos con toda la fuerza del Estado. Ninguna palabra de aliento o condolencias se ha dado desde palacio nacional, para las familias que han vivido estás tragedias, como tampoco las ha habido para las niñas, niños, adolescentes y mujeres con cáncer, que han fallecido por la falta de medicamentos y quimioterapias.
La narrativa del presidente y su gobierno sigue la misma tónica a más de la mitad de su mandato. Todo es culpa “del neoliberalismo”, todo es culpa del pasado, todo es culpa de Felipe Calderón y “los conservadores”, todo es culpa de “la prensa amarillista”, todo es culpa de quienes pensamos distinto, todo es orquestado por “quienes perdieron sus privilegios”. Así es que la respuesta a la violencia es mostrar las gráficas -aunque no sepamos la fuente- de lo popular que es el presidente. Porque según sus otros datos “vamos muy bien”.
Mientras, cada que vemos a sus hijos disfrutar de sus casas en EU, viajar en primera clase o vuelos privados, vacacionar en los mejores hoteles del país y del mundo, vestir y calzar de las mejores y más prestigiadas marcas y señalamos la incongruencia de la “austeridad republicana” que tanto presume, la frase inmediata que surge por parte de sus defensores es: “con los niños no”.
Y coincido, señor presidente, “con los niños no”, no queremos más abrazos para quienes delinquen, asesinan, amedrentan y mantienen el control de las calles. Necesitamos a un gobernante que entienda el verdadero significado de esas palabras y combata con toda la fuerza del estado a quienes mantienen a la niñez de México, preparándose para evitar la muerte y no para disfrutar la vida.
Adriana Dávila
Política y Activista