En casi todos los países del mundo, hoy se celebra el Día Internacional de los Trabajadores, un día de fiesta, en honor al movimiento obrero mundial, conmemorando a los centenares de trabajadores que fueron torturados, golpeados y condenados, en la ciudad de Chicago, aquél primero de mayo, de 1886, cuando se lanzaron a huelga, para conseguir una jornada laboral de ocho horas. En ése entonces, la jornada permitía las 18 horas de trabajo, y la ley sólo obligaba a las compañías, a pagar una multa de 25 dólares, en caso de extender el tiempo laboral.
“Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”, clamaban, trabajadores y dirigentes sindicales de distintas nacionalidades, pues casi todos eran inmigrantes. Finalmente, lograron que las jornadas laborales fueran de 8 horas.
Sin embargo, paradójicamente, a pesar de la relevancia que tiene este hecho en la historia del movimiento obrero mundial, en Estados Unidos no se celebra este día, sino el Labor Day (Día del Trabajo), desde 1894, cada primer lunes de septiembre.
En México, el inicio de esta celebración obrera, comenzó en 1923, siendo presidente el general Álvaro Obregón, y dos años más tarde, en 1925, bajo el mandato del presidente Plutarco Elías Calles, tomó el nombre que permanece hasta el día de hoy, de: Día del Trabajo.
Sin embargo, bajo el nombre que cada país le ha otorgado, la finalidad del festejo es la misma: celebrar la productividad colectiva, basada en una adecuada relación entre el sindicato, el gobierno y los empresarios, al tiempo que se reconoce el crecimiento alcanzado a lo largo de la historia en materia de trabajo.
Este primero de mayo de 2015, en México, es un buen momento para reconocer que con la Reforma Laboral, impulsada por el gobierno Federal, hemos tomado el camino correcto, hacia la necesaria transformación nacional, porque ya tenemos beneficios palpables como el que dio a conocer el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), sobre el pasado mes de marzo, en que nuestro país, logró la tasa más baja de desempleo, desde la registrada en noviembre de 2008, de 3.86% contra el 4.8%.
Observamos también, que la informalidad ya presenta una tendencia a la baja, pasando del 58.3 por ciento, registrado en marzo de 2014 al 58 por ciento en este mismo mes pero de 2015, y aunque resulte mínima la variación, es un muy buen indicador de esta inclinación.
Hablando en lo particular, sobre nuestra entidad, este Día del Trabajo, hay grandes motivos para celebrar, en primer lugar, en el Estado de México, gozamos de paz laboral, pues desde hace 30 meses, no se ha presentado ninguna huelga.
Además, se han creado en esta administración de gobierno, poco más de las 191 mil plazas laborales formales, de ellas, tan sólo este primer trimestre del año, llevamos 30 mil, cifra que ha colocado al estado, en el cuarto lugar a nivel nacional.
Por otra parte, de 2011 a la fecha se han impartido más de 18 mil cursos de capacitación laboral, en los programas que opera el Instituto de Capacitación y Adiestramiento para el Trabajo Industrial (ICATI), egresando de ellos, arriba de 320 mil personas.
Pero sin duda, lo más importante para festejar en esta materia, es que tenemos más y mejores oportunidades para la clase trabajadora.
Tenemos una Reforma Laboral bien estructurada, tenemos el compromiso de quienes nos representan.
Tenemos un gobierno involucrado en la dignificación laboral, que se atrevió a empujar las modificaciones necesarias a las leyes.
Hoy, en nuestro país, las políticas públicas, promueven el trabajo, como el eslabón fundamental para alcanzar una sociedad más justa. Y ese es el principal motivo para celebrar este Día del Trabajo.