Soberanía: “La soberanía es la instancia última de decisión. La soberanía es la libre determinación del orden jurídico o, como afirma Herman Heller, es aquella unidad decisoria que no está subordinada a ninguna otra unidad decisoria universal y eficaz” (Enciclopedia Jurídica Mexicana).
Democracia: “La democracia es, por lo tanto, una forma de gobierno, un modo de organizar el poder político en el que lo decisivo es que el pueblo no es solo el objeto de Gobierno, lo que hay que gobernar, sino también el sujeto que Gobierna”. El principio constitutivo de la democracia es el de soberanía popular, o en otros términos, el de que el único soberano legitimo es el pueblo. (José Woldenberg).
Un sistema electoral es: “Un conjunto de medios a través de los cuales la voluntad de los ciudadanos se transforma en órganos de gobierno o de representación política. Las múltiples voluntades que en un momento determinado se expresan mediante la simple marca de cada elector en una boleta forman parte de un complejo proceso político regulado jurídicamente y que tiene como función establecer él o los triunfadores”. (José Woldenberg).
Así como México, Brasil comparte los tres elementos mencionados con anterioridad; reconoce y conduce la soberanía de su pueblo a través de la forma de gobierno adoptada (democracia) y la materializa por medio de su sistema electoral; este proceso, llevó a Dilma Rousseff a convertirse luego de siete años al frente de PETROBRAS, en la primer presidenta brasileña en 2010 con el 56% de los votos, es decir, respetando la decisión de ese pueblo (o de al menos la mayoría).
Cinco años después, a finales de 2015, a petición de su Vicepresidente Michael Temer, la cámara baja de ese país aceptó una solicitud de juicio político en contra de la entonces presidenta, todo esto en medio de una profunda recesión económica. El 12 de Mayo de este año, Rousseff fue suspendida de sus funciones bajo el cargo de manipular cuentas del país para enmascarar un déficit presupuestario. Finalmente, el 31 de Agosto pasado con una votación de 61 a 20 Dilma Rousseff fue hallada culpable y destituida como presidenta.
Ciertamente, las opiniones son diversas respecto a esta resolución y todas ellas validas, algunas en su defensa, como el que las prácticas contables que Dilma utilizó no eran nuevas sino tenían años en uso y algunas más en su contra. El hecho es que se le sentenció culpable por emitir decretos que alteraron el presupuesto y de tomar préstamos de la banca pública para esconder un déficit.
Pero, la principal cuestión que debe reflexionarse, más allá de los instrumentos establecidos por la constitución brasileña como el citado juicio político que es legal, descansa en el respeto a la soberanía y decisión del pueblo brasileño que en su momento la eligió ¿Realmente se respetó? Hasta donde la legalidad se impone a la voluntad popular.