En Junio de 2005 Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur celebran el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, para Marzo de 2008, Estados Unidos Propone aprovechar dicho acuerdo también conocido como P4 para generar una negociación más amplia, ese mismo año, en Noviembre de 2008, Australia, Perú y
Vietnam solicitan adherirse a este proyecto, Malasia lo haría en 2010 y Japón en 2011, finalmente nuestro país a la par que Canadá se unen al mismo en 2012; sería finalmente el 4 de Febrero de 2016 cuando a través del Secretario de Economía Ildefonso Guajardo, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) fuera firmado en Nueva Zelanda.
Si bien el rubricado, era uno de los últimos pasos (pues el acuerdo necesita ser aún ratificado por los congresos de cada país participante en un plazo no mayor a dos años, para entrar en vigencia) y las negociaciones habían tardado más de 10 años en concretarse, Donald Trump, como uno de sus primeros actos al frente de la oficina oval, anuncia la salida de los Estados Unidos de este bloque, la razón por supuesto, fue expuesta muchas veces en su campaña presidencial y se centra en la pérdida de empleos para su nación que trae consigo el acceder a estos acuerdos debido a la no instalación de empresas en su territorio.
El TPP traía consigo otorgar una mayor apertura de productos y servicios a los 800 millones de habitantes de los países firmantes, mismos que en su conjunto representan un 36% del Producto Interno Bruto Mundial, esto claro, a través de la eliminación de aranceles de importación y otras barreras de comercio. El acuerdo, efectivamente tuvo que superar importantes discrepancias en materias como agricultura, propiedad intelectual y patentes farmacéuticos, y al momento ya había otras naciones como Indonesia, Filipinas y Colombia que manifestaron su interés por suscribirse. Y digo “había” porque con la salida de Estados Unidos, el acuerdo en sí mismo ahora pende de alfileres.
Sobre este hecho, personalmente resaltaría dos cuestiones: La primera versa sobre el efecto contraproducente que el mismo Trump pueda atraer hacia Estados Unidos con su afán proteccionista, pues se debe tener presente que el tratado en comento formaba parte de una estrategia concertada por Washington para contrarrestar otro bloque económico impulsado por China, me refiero al Área de Libre Comercio de Asia Pacifico, anunciada en Noviembre de 2014, por los líderes de las 21 Economías que forman el Foro de Cooperación Asia Pacifico (APEC) y que es prueba fidedigna del porque la reactivación de las negociaciones para dar vida al Acuerdo Transpacífico y firmarle a la brevedad; buscando formar de esta manera un dique que contuviera a la nueva superpotencia asiática. Ahora que se ha dado esta noticia, es precisamente China quien deba estar con las campanas al vuelo, por el beneficio de expansión que esto le trae.
Y la segunda cuestión se manifiesta en saber que con este antecedente es inminente la renegociación del TLC y que debemos como lo mencione en una entrega pasada, estar pendientes a los acuerdos que se tomen sobre la mesa buscando que los mismos sean benéficos a México y a sus ciudadanos. En suma, hoy se arroja por la borda más de una década de gestión internacional y se le dice que no a la diversificación comercia, en un raro regreso al proteccionismo y nacionalismo, que pudiésemos pensar ya estaba superado.