México, históricamente se ha caracterizado por ser una sociedad machista, patriarcal, donde los hombres son tomadores de decisiones empezando desde casa
y reproduciendo los patrones en los distintos ámbitos sociales y políticos.
La participación de las mujeres en la política y en la administración pública ha sido limitada derivado de barreras estructurales que la sociedad ha construido. No obstante, a lo largo de la historia mexicana ha resaltado la participación y legado de luchadoras sociales, políticas, artistas, etc. Podemos citar a personajes como Sor Juana Inés de la Cruz, Leona Vicario, María Josefa Crescencia Ortíz Téllez, mejor conocida como Doña Josefa Ortíz de Domínguez, entre otras.
Es en 1953 cuando se reforma el artículo 34 de la Constitución Política Mexicana, donde por primera vez se da la ciudadanía a las mujeres; sin embargo, es en 1954 cuando entra en vigor la Convención sobre los derechos políticos de la mujer, cuyo propósito era “igualar la condición de los derechos políticos del hombre y la mujer, y establece el derecho de las mujeres a ser elegibles y ocupar cargos públicos en condiciones de igualdad con los hombres, sin discriminación alguna”.
Las mujeres continuaron en pie de lucha en busca de lograr la garantía de sus derechos políticos; con estos antecedentes, aparecerán formalmente en los comicios electorales de 1955 siendo las primeras Diputadas Federales para conformar la XLVIII Legislatura: Remedios Albertina Ezeta; Margarita García Flores; Guadalupe Úrsula Flores; Marcelina Galindo Arce, todas emanadas del Partido Revolucionario Institucional.
En este sentido, las mujeres continuaron la batalla para poder ocupar mayor número de espacios de dirección. Es en el año 2006, cuando se decreta la LEY GENERAL PARA LA IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES, cuyo objeto (según la reforma del 14 de noviembre de 2013), es “regular y garantizar la igualdad de oportunidades de trato entre mujeres y hombres… que orienten a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de las mujeres y la lucha contra toda discriminación basada en el sexo”…
La Ley ha sido clara, pero la interpretación ha dejado algunas lagunas que impiden el empoderamiento tal vez pleno de éstas, pues si bien es cierto, ha habido mayor participación en cargos de dirección u liderazgo tanto en la Administración Pública, como en la política y en el sector privado, también es cierto aunque parezca increíble que, en pleno siglo XXI, siga existiendo discriminación.
Hemos visto a mujeres talentosas desempeñando papeles importantes, Gobernadoras, Presidentas de Partido, dirigentes sindicales, políticas, en el sector automotriz, etc, y para no herir susceptibilidades evito mencionar nombres, pero en el propio Estado de México, hemos sido testigos de dicho liderazgo.
Dicen que las leyes han sido para violarse, yo creo que quien infringe la ley no está siendo congruente consigo mismo.
Me extraña y alarma el hecho reciente acontecido en el Estado de Chiapas, donde alrededor de 30 mujeres que lograron obtener el triunfo electoral en cargos de representación proporcional en los procesos pasados renunciaron a éstos ocasionando que su lugar fuese ocupado por hombres…
El acto, evidentemente fue cuestionado por las autoridades electorales propias del Estado y del país en general pues con ello se estaría consumando un acto más de violencia política contra las mujeres e incumplimiento a la Ley ya que ésta es clara en el sentido de guardar la paridad de género en este tipo de cargos.
La situación no es privativa de un solo partido político y lo podemos constatar con la reciente integración de las Cámaras de Diputados y Senadores, quienes tienen como coordinadores a hombres a pesar de que el Revolucionario Institucional y MORENA, son dirigidos por una mujer, lo interesante sería saber hasta dónde pueden ellas tomar decisiones dentro y fuera de su partido en busca de concretar la igualdad.
Termino este artículo reconociendo el papel de todas y cada una de las mujeres que no han renunciado a su lucha, que persiguen sus sueños y no se dan por vencidas ante las adversidades. En este sentido coincido con la poetisa, novelista y defensora de derechos civiles MAYA ANGELOU, quien dijo: “Amo ver a una mujer joven salir y agarrar el mundo por las solapas. La vida es una puta. Tienes que salir y patearle el culo”.