En todo el mundo se han visto suspendidas las actividades de millones de estudiantes por la pandemia del COVID-19, que se generó a partir de diciembre de 2019, lo que significa un reto global sin precedentes, ya que los sistemas educativos han sido trastocados, y en especial en nuestro país.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), menciona que el rezago educativo acumulado es la condición de atraso en la que se encuentran las personas que, teniendo 15 años o más de edad, no han alcanzado el nivel que se considera básico, que, en México, como son los estudios de secundaria.
Para tal efecto el INEGI, se basa en una selección de indicadores básicos, a través de encuestas a los hombres y a las mujeres de 15 años y más, que no terminaron su educación básica obligatoria, correspondiente a la secundaria y, por lo tanto, se encuentran en esta situación.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 solo se contaba con el 49.3% de educación básica, el 24.0% educación media superior, 21.6% educación superior, el 4.9% no tiene escolaridad y el 0.2% no especificó su grado de preparación. Ahora derivado de la emergencia sanitaria se tendrá un mayor rezago educativo en México.
Cabe señalar que las causas de este en México han sido diversas, entre ellas: el embarazo precoz, la delincuencia, pobreza, desintegración familiar, ruralidad en condiciones precarias, trabajo infantil y deficiencias del sistema educativo, a ello ahora se une la emergencia sanitaria, con lo que ha provocado que aún más niños y jóvenes abandonen su educación básica, por lo que sin duda las estadísticas habrán de ser superiores a las emitidas por la autoridad hasta ahora.
Es importante hacer mención que aunadas a las causas anteriores, existe un sin fin de diferencias entre la población estudiantil, y por solo mencionar algunas podemos decir que existen niños que sí poseen los insumos tecnológicos (llámese computadora, Tablet, celular, cable, internet, etc.) además de contar con el apoyo de sus padres para hacer sus tareas, mientras que otros niños y jóvenes, no cuentan con la ayuda de sus progenitores por diversas causas entre ellas económicas, ya que se dedican todo el día a trabajar. Así muchos estudiantes llegan a desesperarse y no quieren estudiar, uniéndose a las estadísticas de deserción.
La realidad para ofrecer servicios educativos vía digital, se ha visto confrontada por estudiantes que no cuentan con la tecnología para tomar clases (por muchas razones económicas, la zona en que viven, las empresas contratadas, la poca infraestructura, etc.), aunado a que no han adquirido y desarrollado las habilidades necesarias para su correcta utilización, lo que ha generado deserción escolar y por ende muchos jóvenes se incorporan a actividades laborales.
El Gobierno mexicano y de los estados han buscado medios alternos, para que la educación no se detenga, sin embargo, va de la mano del semáforo y la vacuna para prevenir el coronavirus, esperemos que muy pronto la SEP que encabeza la mexiquense Delfina Gómez Álvarez, genere opciones para regresar a clases presenciales y se le dé continuidad al desarrollo académico.