La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) es una organización internacional cuya misión es diseñar mejores políticas para una
vida mejor. Su objetivo es promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas en colaboración con gobiernos, responsables de políticas públicas y ciudadanos.
En días recientes la OCDE recortó el pronóstico del Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro México para 2022 y sugirió en un estudio que el potencial de crecimiento ha caído en los últimos años, y para elevarlo es necesario reactivar la inversión e implementar una serie de reformas.
El “Estudio Económico de la OCDE: México”, arrojó que la economía de nuestro país se ha debilitado desde la segunda mitad del 2021, por lo que su tasa de crecimiento para este 2022 será de 2.3 por ciento, lejos del 3.3 por ciento que pronosticó el organismo en diciembre pasado. Mientras que se prevé para el 2023 que la economía mexicana crecería 2.6 por ciento.
Cabe señalar que México tiene el potencial de ser una economía inclusiva y de alto crecimiento, pero es esencial conformar una agenda de reformas integrales y ambiciosas para impulsar la inversión, revertir la baja productividad y reducir la desigualdad de oportunidades y la pobreza.
Si bien hay que tener en consideración que las políticas macroeconómicas sólidas ayudarán a México a superar la recesión inducida por la pandemia ya encarrilar su economía, pero aún quedan desafíos para garantizar que la recuperación en curso sea sostenible y ofrezca la oportunidad de beneficiar a todos.
En este sentido es necesario para materializar un mayor aumento, debemos sacar ventaja de nuestra cercanía con el mercado estadounidense, el cual sigue sin aprovecharse del todo y brinda al país una ventaja competitiva fundamental para las exportaciones, y la actualización del T-MEC; lo que ha provocado que el PIB per cápita se haya estancado en las últimas dos décadas.
Para aprovechar las oportunidades comerciales se necesita una agenda integral de reformas para reiniciar la inversión e impulsar la productividad. Revivir la inversión es un reto para México, ya que ésta ha permanecido prácticamente plana desde 2015 y bastante baja desde 2019.
Hay que dar a los inversionistas nacionales y extranjeros certidumbre sobre contratos existentes y estabilidad regulatoria, lo que ayudaría a reiniciar e impulsar la inversión.
A este pronóstico hay que sumar la guerra iniciada de Rusia contra Ucrania, que de manera inmediata impactó a los precios de las energías, como el petróleo, gasolina y gas, y por consecuencia en toda la cadena de suministros.
Finalmente, nuestro país tiene oportunidades que puede aprovechar, como la relocalización de empresas globales, que es una oportunidad que nace de la necesidad de diversificar cadenas globales de suministro, a fin de volverlas más resilientes, en una coyuntura de empresas que necesitan mano de obra especializada como la mexicana