Los seres humanos, y por consecuencia los mexicanos no estamos exentos, nos hemos hecho grandes consumidores
de energía, y entiéndase esta, desde lo más básico que tenemos en nuestra casa, como es el gas con el que se alimenta el fuego en los quemadores, la energía eléctrica que nos da luz y podemos cargar desde los celulares que todos tenemos en casa, los equipos de televisión. Asimismo, los combustibles que se usan en el transporte público y privado. Esto sin mencionar que toda la industria se mueve con energía, por ejemplo: en el campo los fertilizantes llevan un proceso químico que se fabrica en empresas, las grandes, medinas y pequeños negocios la necesitan y no se diga el turismo, por ello hablar de la propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo nos compete a todos.
En el 2013 el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, impulsó una serie de reformas que son las que hoy en día rigen este ámbito y son administradas todas las actividades por la Comisión Reguladora de Energía, que es un órgano colegiado que supervisa la, extracción, generación y distribución de energía, y que se apeguen a los estándares ecológicos internacionales, la cual ha cumplido con su objetivo. En ese sexenio a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX) que tenían la calidad de Empresas Productivas del Estado, regresen a ser Empresas Públicas con carácter social en este 2024.
Claudia Sheinbaum, delineó que el Plan Nacional de Energía contempla continuar la política de rescate y fomento a la industria eléctrica mexicana.
En su presentación señalo que se comenzará con una inversión de 54 mil millones de pesos en 44 proyectos de refuerzo a las líneas de transmisión por ocho mil 500 mega voltamperios y 41 proyectos para las redes de distribución, obras que serán concluidas antes de finalizar 2025. Asimismo, se considera que el Estado mexicano mantendrá la participación mayoritaria en el mercado eléctrico nacional con 54% y para el 46% restante se legislará una reglamentación clara que brinde certeza jurídica a los inversionistas y permita que estos recursos comporten beneficios: creación de empleos dignos, transferencia tecnológica y democratización por abaratamiento del acceso a energías renovables.
En el ámbito de las energías verdes, el Plan Nacional de Energía contempla un fuerte impulso a su crecimiento a través de centrales fotovoltaicas, eólicas, hidráulicas y geotérmicas, haciendo de la sustentabilidad y la eficiencia energética un hecho. Seremos testigos de la incursión de un sector relativamente nuevo en la industria energética y al que la iniciativa privada considera la apuesta de cara al futuro, el del hidrógeno verde, a partir del cual se impulsará el crecimiento de la electromovilidad para el transporte público y privado en nuestro país. La electromovilidad tiene tal potencial económico que está considerado como un apartado en la renegociación del T-MEC con EU y Canadá.
Sin duda todo el desarrollo industrial depende del éxito de este sector, ya que sin esta la calidad de socio estratégico con los EE. UU. solo será el recuerdo de algo que pudo ser.
Eduardo Blanco.