A pesar de que los hechos violentos suscitados en Iguala, Guerrero, no pueden, ni deben ser ignorados, y de qué, como sociedad, demandamos a las autoridades que lo ocurrido no quede impune, particularmente, considero que el diálogo de los mexicanos, no puede versar sobre la violencia y el narcotráfico. Rechazo profundamente, las
declaraciones del diputado federal perredista, Silvano Blanco de Aquino, quien, se atrevió a afirmar que en todos los órdenes del gobierno de la República Mexicana, se ha infiltrado el narcotráfico imponiéndonos a gente ligada con el crimen organizado, como servidores públicos.
Y aunque, específicamente, en este caso, las evidencias así lo demuestren, considero que son los menos, quienes se han colado en la vida política del país, por lo que resulta, todo un atrevimiento mal intencionado el hecho de generalizar.
Me provoca indignación, darme cuenta que hay seres capaces de generar controversia política de un acto vandálico que horroriza nuestro más puro sentido de humanidad, sin embargo, estoy seguro, que somos más los que en cada circunstancia adversa, en cada nuevo reto, volteamos a ver las oportunidades que tenemos de ser mejores, los que proponemos acciones en favor de las nuevas generaciones de mexicanos.
Mi propuesta ciudadana, es muy clara, en este momento, me gustaría que los votantes de los 17 estados que viviremos, el proceso electoral que recién arrancó, en el que se definirán 500 puestos federales y 1,659 cargos locales, seamos participativos desde el inicio del proceso de selección de candidatos, que asumamos un papel decisivo al elegir a nuestros representantes.
Porque si somos más activos y responsables de nuestra labor ciudadana, contribuimos a que nuestro país consolide su sistema democrático.
Esta es la oportunidad de celebrar unos comicios de altura, transparentes, en donde destaque la participación ciudadana. México debe dar un gran paso, en la organización de sus elecciones, y para ello, debutará al Instituto Nacional Electoral (INE), en quien recaerá la mayor responsabilidad del proceso. Se estrenan también, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE), la del Sistema de Medios de Impugnación, la de Partidos Políticos y la de Delitos Electorales, con las que se espera también, corregir vicios electorales detectados, así como influencias en los resultados de los comicios.
¿Queremos elecciones íntegras?... bien, pues observemos que estos nuevos lineamientos le den claridad y certeza al proceso. Observemos que los candidatos sean personas comprometidas y honorables, con vocación de servicio a la sociedad. Observemos para diferenciar sabiamente, quiénes nos brindan propuestas y quiénes sustentan sus campañas en las descalificaciones. Observemos también que las candidaturas de los 10 partidos participantes sean equitativas en género y cuenten con la representatividad necesaria de adultos mayores, indígenas, jóvenes y personas con capacidades diferentes.
Un voto de confianza para el INE, para los Organismos Públicos Locales, llamados OPLEs, para sus presidentes y consejeros electorales.
Ejerzamos nuestro derecho al voto consciente, a unas contiendas electorales limpias.