El pasado 18 de marzo se conmemoraron 75 años de la Expropiación Petrolera, ícono del nacionalismo mexicano y de los gobiernos postrevolucionarios. En sendos eventos, tanto los partidos políticos como el gobierno de la República, señalaron su posicionamiento en torno a este suceso, pero sobre todo, expresaron sus preocupaciones con respecto del futuro de la paraestatal. Y no es para menos. Nuestro país es el 8vo productor de crudo del mundo, seguido por países como los Emiratos Árabes Unidos, Brasil, Kuwuait e Irak. Nuestra riqueza petrolera sólo es superada por Rusia, Arabia Saudita, Estados Unidos, Irán, China, Venezuela y Canadá, quienes han desarrollado tecnologías y prácticas comerciales que garantizar tanto su abastecimiento como sus reservas.
Ante esta realidad, México enfrenta una encrucijada en la que deberemos definir la ruta para garantizar el crecimiento de la industria petrolera nacional sin que por ello se pierdan su carácter nacional y la titularidad del Estado sobre la explotación del hidrocarburo, al tiempo que se desarrollan tecnologías para optimizar esos procedimientos y hacer de PEMEX, una empresa competitiva a nivel mundial.
Este tema no se enfrenta, como muchos lo habrán de suponer, desde la simple crítica y la diatriba en los discursos en las plazas. La transformación de PEMEX requiere, indudablemente, de una visión de estado y de un profundo amor al país, pero sobre todo de conocimientos y aspectos técnicos que sólo pueden ser aportados por quienes son expertos en la materia. Aquí encontramos uno de los grandes resabios que es la actualización y modernización del Instituto Mexicano del Petróleo, que desde hace más de dos décadas ha sido una institución improductiva y que, difícilmente ha aportado soluciones para la diversa problemática que padece la paraestatal. Por el contrario, se ha tornado en una pesada carga presupuestal.
Hoy hacemos votos por que la sensatez y el patriotismo se posesionen de los actores políticos que tendrán bajo su responsabilidad determinar una reforma energética que beneficie al país y que, a su vez, permita un mayor desarrollo a las empresas estatales estratégicas encargadas de la producción de energía.
Entretelones.
Mientras el país clama por acuerdos y puntos de coincidencia política, el Presidente Nacional del PRD Jesús Zambrano es agredido por pseudo perredistas quienes le reclamaron su adhesión al “Pacto por México.” Hacemos votos porque esta no sea la tónica que habrá de seguir la izquierda radical en este debate que requiere de seriedad y, sobre todo, de consensos.
@AndresAguileraM