En los sesentas se estrenó y exhibió la película “Fahrenheit 451”, filme que contó con la dirección de François Truffaut, basada en la novela de Ray Bradbury.
Su tema era la quema de libros.
Historia de ciencia ficción, ubicada en año posterior al 2010, donde los bomberos ya no se dedicaban a combatir incendios, porque las casas estaban hechas de un material cien por ciento anti-inflamable.
La misión de los bomberos era quemar libros, con lanzallamas. Tarea primordial en esa sociedad inventada, porque en opinión de los gobernantes, su lectura solo generaba problemas, impedía que la gente fuera feliz; provocaba angustias, cuestionamientos, análisis del entorno y de la propia vida. Vista oficialmente como amenaza para la convivencia humana.
Película de ficción exhibida hace más de 50 años, sin que nadie imaginara que en la realidad de hoy vería a un grupo de encapuchados en la Ciudad de México, en el contexto de una marcha o manifestación por el caso Ayotzinapa, prenderle fuego a la librería Gandhi en avenida Juárez.
La quema de libros en pleno siglo XXI, ante la mirada de muchos y en las narices de las autoridades.
Seguro que los jóvenes pirómanos no tienen la afición de la lectura de libros y es probable que la aborrezcan, porque de otra manera tendrían elementos para valorar y aceptar la importancia no solo de conservarlos sino también de leerlos.
Lo peor es que la autoridad, al ser omisa, se volvió cómplice, toleró el incendio de la librería.
Ojalá que los gobernantes de la CDMX adoren los libros y les guste leer.
Por lo pronto hay que decir que la realidad rebasó a la ficción.
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@zarateaz1