Para nadie es un secreto que a la senadora Xóchitl Gálvez le gusta llamar a las cosas por
su nombre. Así ha sido como política. Respetada por ser mujer de palabra. Reconocida dentro y fuera de su partido. Inteligente. Defensora de las tradiciones.
Lo mismo se deja ver vestida de catrina que transportándose en bicicleta en la Ciudad de México o con la camiseta del equipo de futbol Cruz Azul.
Como senadora es aguda observadora. Detectó lo de la votación irregular cuando se “eligió” a Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. No evitó el nombramiento pero puso al descubierto la operación para imponer a Rosario.
Después, según sus propias palabras, empezó a darse cuenta que pláticas o acuerdos privados de senadores de su partido, extrañamente eran conocidos por legisladores de la mayoría.
Por sus pesquisas, encontraron micrófonos en la sala donde los senadores del PAN llevan a cabo sus reuniones.
Según informe preliminar, los micrófonos corresponden a otra legislatura y en este tiempo serían obsoletos ante los adelantos de la tecnología.
Lo que es un hecho es que los panistas van a redoblar la vigilancia para que nadie los escuche, ni en el Senado ni en ninguna otra parte.
Son dos puntos, detectar la irregular votación y advertir indicios de espionaje, que cuentan a favor de Xóchitl Gálvez, la confirman como una política que no pierde detalle de lo que se dice y sucede a su alrededor. Ahora es vista con méritos para coordinar en el Senado a los panistas si Mauricio Kuri se convierte en candidato para Querétaro.
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@zarateaz1