Para Japón el cubre bocas es parte de su cultura, del cuidado y respeto por el prójimo, por la familia, por los amigos y por la población en general. Lo usan desde mucho antes de la actual pandemia.
Cuando los japoneses se enferman de gripe o influenza, de inmediato se colocan el cubre bocas, porque de otra manera se vuelven foco de contagio. En primer lugar protegen a quienes tienen cerca, en casa, a la familia, a la esposa, a sus hijos, tíos, primeros, hermanos, madre y abuelos.
Si van a trabajar, a la escuela o a cualquier lugar, cargan con el cubre bocas. No es tema de debate utilizarlo o no. Se lo ponen por convicción, por la importancia que tiene la salud y por respeto a los demás.
Para ellos no representó ninguna incomodidad ni molestia su uso ante el Coronavirus. Nadie tuvo que invitarlos y mucho menos obligarlos a colocárselo de manea cotidiana. Es la normalidad.
Quizás es una de las razones por la que los contagios en Japón están por abajo de las grandes potencias y muchos otros países.
En cambio, hay naciones donde todavía se discute si debe o no usarse el cubre bocas. No se ponen de acuerdo sobre si es útil y protector o no sirve y dificulta respirar.
En los aviones, todo mundo usa cubre bocas, es obligado si se viaja en dicho transporte.
Presidentes y Jefe de Estado de la mayoría de los países afectados, han decidido usarlo sin tomar en cuenta la opinión de voces médicas o científicas que repiten que no sirve de nada.
El problema de la pandemia en el mundo es grave, ya hay rebrotes, por eso es un acierto que los gobernantes se lo pongan. No hacerlo, da mal ejemplo y puede tener consecuencias letales, mortíferas.
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