En México hay partidos políticos que se pelean hasta con el espejo; más que ocuparse en trabajar para conservar o recuperar el poder, se desgastan mirándose, buscan defectos en el compañero.
Morena, el partido mayoritario, parece empeñado en debilitarse y en cualquier momento puede romper el espejo. No ha sabido procesar la renovación de su dirigencia nacional. Ha convertido al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en su paño de lágrimas, ahí quiere resolver sus diferencias internas.
Todavía no puede ponerse de acuerdo sobre si la elección debe ser por consulta abierta a la población o solo a la militancia.
En el PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, acostumbrado al viejo estilo de la política, que llevó a su partido a perder el poder, parece que el espejo ya le dijo que es el mejor líder y que como tal está en su derecho de modificar estatutos a su gusto y seleccionar candidatos “ideales” para las elecciones que se avecinan en 2021.
Los panistas, después del espejo que rompieron con la salida de Felipe Calderón y Margarita Zavala, se miran con más cautela, no quieren estrellar otro. Hay que esperar a ver qué hacen cuando tengan que seleccionar candidatos para el próximo año.
El PRD da la impresión de que no quiere romper más espejos.
PT, Verde y Encuentro Social esperan que el espejo les responda si deben seguir aliados con el mismo partido o buscar otra alianza.
Y Movimiento Ciudadano ya se enamoró de su propia imagen.
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