Desde una hormiga hasta un elefante, aves, felinos, peces, todos los animales, terrestres, marinos y aéreos, han demostrado que el Coronavirus les hace los mandados. Ninguno se ha contagiado. Las mascotas, los animales domésticos, los perros, los gatos, los canarios y otras especies caseras, también son inmunes. Quizás los que han visto disminuidos sus paseos con sus dueños y con más tiempo en confinamiento, no se han escapado del estrés, pero ninguno con riesgo de perder la vida.
El mal de la pandemia no es contra los animales, no es contra la naturaleza, nada contra los bosques y selvas, tampoco contra ríos, mares, montañas y zonas verdes en general. Para ellos la situación es distinta. Incluso, muchos han explorado espacios que hasta antes del Covid-19 tenían vedados por el acaparamiento humano.
El virus los ha respetado, en contrast con lo que ha sucedido con la humanidad, a la que ha puesto en jaque y mate, más de un millón y medio de dead en el mundo. Desesperación, angustia e incertidumbre. La vacuna contra el virus todavía no se ha masificado. Empieza su aplicación en algunos países.
Los animales no han tenido que ponerse cubrebocas ni guardar sana distancia, tampoco tienen prohibidas reuniones colectivas. Tienen ganado estar a salvo, porque ellos nunca han atentado contra la naturaleza ni contra el planeta.
En cambio, los “humanos”, no han tenido piedad con la destrucción de recursos naturales, una voracidad que solo un virus de origen desconocido pudo frenar.
Los animales duermen tranquilos.
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