A consecuencia de las intensas lluvias de esta temporada, se multiplicaron los baches en la Ciudad de México y en otros lugares del país, como pocas veces.
Ha sorprendido, por ejemplo, que el presidente municipal de Hermosillo, Sonora, Antonio Astiazarán Gutiérrez, se atrevió a solicitar al gobierno federal 6 mil millones de pesos para bacheo. La capital sonorense pareciera tener el doble o triple de hoyos que la superficie lunar.
La respuesta le llegó muy pronto al alcalde norteño, porque la cifra fue vista como un exceso en Palacio Nacional, a tal punto que le mandaron a preguntar a Don Antonio: ¿y de qué sabor quiere la nieve? El cálculo que se hizo es que con esta cantidad de dinero se podrían hacer hasta las calles de concreto, lo que hubiera sido ideal desde la primera vez que se pavimentó. El concreto hidráulico tiene mucho mayor duración que el llamado chapapote, materia viscosa y pegajosa que se mezcla con arena o gravilla.
El hecho es que no solo a Hermosillo sino también a la Ciudad de México le urgen obras de bacheo.
De acuerdo con encuesta del 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 80 % de la población del país está inconforme con los baches en las calles de sus ciudades.
Sería ideal que se encontrará un mejor material, más resistente, para llevar a cabo el bacheo. Incluso, para los que tengan presupuesto, irlas haciendo, poco a poco, de concreto hidráulico.
En la CDMX, en las 16 alcaldías, existe el dato oficial de que hay un promedio de 5 mil reportes de baches por mes.
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