La senadora y maestra Ifigenia Martínez, quien ya sumó la medalla Belisario Domínguez a su colección de preseas, diplomas, títulos y trofeos que ha
recibido en su larga y exitosa vida política, tiene anécdotas que son lecciones de vida, la pintan como mujer inteligente y audaz.
Una de ellas tiene que ver con Fidel Castro Ruz, quien fuera líder y presidente de Cuba.
A la maestra Ifigenia, en su calidad de legisladora, la primera vez que fue senadora, la cámara le encargó la misión de entregarle un reconocimiento del Senado al comandante.
La ocasión de ir la isla, la aprovechó Ifigenia para llevar a su familia, hijos y nietos, a ese centro turístico.
Para ella no solo era la oportunidad de conocer en persona al comandante y entregarle el reconocimiento, sino poder platicar con un personaje de la historia universal.
Una vez que terminó la ceremonia, la maestra se retiró con su familia al hotel. Eran ya las ocho de la noche. Apenas llegaron, indicó a sus familiares que se fueran a descansar, a dormir, porque ella tenía que volver a salir, tenía invitación para cenar con Fidel Castro y su séquito.
La maestra se fue a su compromiso, a cenar con Fidel. Encuentro cordial, muy lejos de la famosa expresión “comes y te vas”. La sobremesa se prolongó por varias horas.
Ifigenia Martínez regresó al hotel después de la media noche, contenta, sonriente, complacida por la cena y la conversación con el comandante cubano Fidel Castro sobre política mundial.
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