“Lo importante no es ganar sino competir”, frase mediocre atribuida a José López Portillo, quien fuera presidente de México, para disculpar a los atletas
que hacían el ridículo o se concretaban a participar en Juego Olímpicos, sin esperanza de obtener medalla.
También era una forma de tapar la incapacidad del gobierno para preparar a sus deportistas.
Por primera vez en su historia, México tuvo en la final de patinaje artístico en Juegos Olímpicos invernales de China a Donovan Carrillo, de 22 años de edad, originario de Guanajuato.
El comentario generalizado era considerarlo triunfador por ese hecho, por haber llegado a la final. Nadie habló de que hacía falta dar el siguiente paso, obtener el primer lugar.
Ni el propio Donovan Carillo mostraría ansias de medalla que debe tener todo competidor que llega a esos niveles. También daba la impresión de estar resignado a solo ser visto como finalista, no como el ganador de la competencia sobre hielo.
Por supuesto que tiene su mérito ser finalista y hay que felicitar a quien lo consigue. Lo que resulta inaceptable es no ambicionar y pelear por alcanzar el primer lugar.
Lo mismo sucede en el futbol con la selección mexicana; pareciera que la meta es nada más clasificar y participar en el mundial de Qatar, sin aspirar a ser campeón, como si los adversarios fueran invencibles.
Todavía hay tiempo para ajustar mentalidad de entrenadores y jugadores, convencerlos de que es importante jugar en el mundial, pero también ganar y coronarse.
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@zarateaz1
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