Uno de los ejes centrales de la reforma electoral que se discutirá en el próximo periodo ordinario de sesiones del poder legislativo, que arranca en septiembre, tiene que ver con la reducción del gasto.
Se va a revisar la fórmula que establece la ley para otorgarles los montos cada año a los partidos y el presupuesto para el funcionamiento del Instituto Nacional Electoral (INE).
Hay la percepción de que es excesivo, sobre todo, lo que se destina a los partidos, pero también hay quienes piensan igual del presupuesto que ejerce el instituto organizador de las elecciones.
Entre ambos las cantidades, en los últimos años, llegan a superar los 20 mil millones de pesos.
Por ejemplo, para las elecciones del 2018, la Cámara de Diputados, que todavía tenía mayoría priísta, aprobó, en cifras redondas, un gasto de 24 mil millones de pesos, 17 mil para el INE y 7 mil para distribuir entre los partidos.
Y para las elecciones de 2021, la Cámara de Diputados, con mayoría Morena, aprobó 19 mil millones para el INE y 5 mil millones para los partidos.
La danza de los miles de millones de pesos cada año, el reparto de dinero entre los partidos y el organismo electoral, que los protagonistas y beneficiados parecen estar dispuestos a reducirlo.
En el caso específico de los partidos, de acuerdo con la información recabada por este espacio, quienes preparan la iniciativa de reforma electoral, consideran que el gasto puede bajarse hasta en un 50 por ciento.
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