La solidaridad en el gremio periodístico tiene distintas medidas cuando se trata de agresiones o asesinatos.
Unos alzan la voz, exigen justicia y castigo para los agresores de periodistas; otros se concretan a difundir el atentado; algunos solo citan el caso si el afectado tiene relación con su medio; contados los que profundizan y hacen reportajes y, los menos, ni se dan por enterados.
En fecha reciente, el 25 de mayo pasado, audio difundido por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, exhibió al dirigente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, decir que “a los periodistas no hay que matarlos a balazos, papá, hay que matarlos de hambre”.
Se podrá alegar en descargo del líder priísta que se trata de grabación clandestina y que, por lo tanto, la mandataria estatal podría estar incurriendo en ilícitamente al hacerla pública.
También se podría argumentar que fue editada y que el dirigente no se refirió en ese sentido a los periodistas.
El presidente nacional priísta nunca desmintió el contenido del audio y mucho menos se disculpó por el alcance de sus palabras.
No hay duda de lo que cree Alejandro Moreno se debe de hacer con quienes ejercen el periodismo, es una expresión desafortunada que no debería quedar solo en el anecdotario.
No se debe desear o querer matar de hambre a nadie; quien pretenda hacerlo, lo haga o aliente a que se haga, estaría reprobado.
Por falta de sensibilidad y solidaridad, no se trata de señalar a nadie en particular, sino de contribuir a que el gremio reflexione el tema, hubo comunicadores que le dieron más importancia a la ilegalidad del audio.
Arturo Zárate Vite
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
@zarateaz1
arturozarate.com