Honestidad por encima de presiones

En el Poder Judicial de la Federación, como en cualquier otra institución o gremio, hay buenos y malos servidores.

Sería exagerado generalizar o dar por hecho que todos están echados a perder.

Siempre habrá juzgadores que cumplen con lo que establece la ley, que actúan con imparcialidad, con neutralidad, sin dejarse sorprender por ningún leguleyo ni ceder a ofrecimientos insanos. Mucho menos se prestarían a obedecer consignas que se apartan del Derecho.

Es el caso de la juez, ahora magistrada, Elisa Macrina Álvarez Castro, quien respondió con la verdad cuando pretendían presionarla para que resolviera en contra del acusado. La entonces juez era titular del Juzgado Primero de Procesos Penales en la Ciudad de México.

La parte acusadora le exigía que emitiera resolución condenatoria, que fuera solidaria por el simple hecho de ser mujer, aunque no hubiera pruebas para proceder contra el supuesto infractor.

Macrina Álvarez Castro no dudó en aclarar que su función era impartir justicia, no complacer caprichos ni prestarse a venganzas. Dejó en claro que no condenaría a nadie si no existían pruebas para ello.

De acuerdo con la historia de este caso del poder judicial, ella ya no resolvió, porque fue cambiada de sede o adscripción. Sin embargo, estableció criterios a tomar en cuenta en el proceso.

Su relevo, el juez Ricardo Garduño Pasten, también ahora magistrado, tampoco cedió a presiones y declaró inocente al acusado.

Actuaciones que favorecen la imagen del poder judicial.

Arturo Zárate Vite

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