La falta de agua es un problema que preocupa a cualquiera y hay quienes como la senadora Lilly Téllez llegan
al catastrofismo al dar por hecho que en abril la Ciudad de México no tendrá ni gota.
¿Se imaginan la CDMX sin agua?
El daño menor sería que el partido en el poder perdiera las elecciones en junio; la mayoría le daría la espalda a quienes no han sabido resolver el problema. El daño mayor sería indescriptible, inimaginable, apocalíptico. Pondría a la sociedad al borde la extinción.
¿Se vale difundir que la Ciudad de México se va a quedar sin agua en dos meses? ¿Es oportuno o irresponsable?
La primera reacción de la gente es ver cómo puede acaparar o guardar agua, en cubetas, tinacos, tambos o en lo que sea. Comprar recipientes que le permita hacer frente a la crisis.
Sin agua la Ciudad de México se pudriría con una fetidez insoportable. No habría agua para lavar platos y mucho menos para los sanitarios. Tampoco para bañarse ni lavarse las manos. Quizás apenas alcanzaría para beber y evitar morir deshidratado.
En contraste con lo dicho por la señora Téllez, el senador Miguel Ángel Mancera, quien fue jefe de gobierno en la Ciudad de México, también opositor a la 4T, evitó caer en el catastrofismo.
Lo que sugirió Mancera es tomar con seriedad el problema, reactivar proyectos inconclusos como la excavación de pozos profundos, reparar fugas (se desperdicia el 40 por ciento por este tipo de fallas) y darle vida a la planta de reúso de agua que se encuentra en el estado de Hidalgo.
En conclusión, la CMDX no se va a quedar sin agua en abril, pero más vale cuidarla.
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