Desde tiempo atrás, desde hace decenas de años, existe en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
el servicio de comida, que para los trabajadores tiene precio razonable, se supone inferior al que pueden encontrar afuera por similares alimentos.
Es un servicio de comida que está financiado con recursos públicos e instalado en el último piso del edificio.
Hay un comedor para empleados, para trabajadores en general, y otro comedor para ministros y ministras, mandos superiores.
Los jefes tienen chef, para los trabajadores hay cocinero.
El menú es diferente, suculento para ministros y ministras, que también, podrían pedir que la comida la lleven a sus oficinas. Los trabajadores tienen que acudir al lugar y su menú es parecido al que existe en comederos modestos.
Regularmente los ministros y ministras salen del edificio para comer en restaurantes o en sus domicilios.
Los trabajadores también pueden salir, nada más que no disponen de tiempo para ir a sus casas y regresar, apenas para comer en puestos de tortas o toda clase de fritangas. También tienen la opción de lugares cercanos en donde venden la llamada comida económica.
El acceso a los comedores en la Corte está abierto, a la izquierda para los trabajadores y a la derecha para los altos mandos.
Si fuera una empresa privada, los patrones podrían darse ese trato y marcar esa distinción, nada más que la Corte es una institución pública y no se valdría discriminar con recursos del erario, no es justo en la casa que tiene la misión de impartir justicia.
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