El corto mensaje de Macrom

La inauguración de los Juegos Olímpicos en París se ganó el 10, dejó huella imborrable y difícil de superar.

 

Al comité organizador todo le salió a la perfección, a pesar de que la lluvia nunca dejó de caer durante la ceremonia.

El desfile de los deportistas participantes sobre el río Sena, los bailables (nadie se cayó) sobre piso mojado, el canto de grandes estrellas, las leyendas cargando la antorcha olímpica, el público bajo la lluvia sin moverse de su lugar y el mundo disfrutando a través de la televisión.

Más de cuatro horas de espectáculo y deporte.

Y llegó el momento del político, del encargado de la inauguración, del jefe de Estado o de gobierno. Lo que se ha hecho en otros países que también han sido sede de los juegos olímpicos.

El aparador ideal para el político, millones de espectadores, el turno de Emmanuel Macrom, presidente de Francia, nación anfitriona

Cuando el anunciador lo presentó, nadie lo abucheó ni chifló.

Antes de que hiciera uso de la palabra, seguramente muchos se preguntarían si haría un discurso largo, corto, aburrido, ajeno al deporte o para exaltar su imagen y su gobierno.

Optó por la prudencia, por la sensatez, por la mesura y discreción.

Su mensaje es muy probable que haya sido el más corto de su vida política, no más de cinco palabras.

Directo y concreto, para sólo decir que inauguraba los Juegos Olímpicos, ni rollos ni demagogia.

Su imagen por la televisión fue fugaz, lo indispensable para cumplir.

El mundo debe de estar agradecido.

Arturo Zárate Vite

Twitter y TikTok: @zarateaz1