Ya todo mundo dice que la reforma judicial es necesaria, aunque no todo mundo coincide en el mismo proyecto.
Hay diferencias, pronunciamientos a favor y en contra de la elección popular de juzgadores en el país.
Enhorabuena que casi todos los involucrados estén sentados en la mesa de las deliberaciones, que participen en los Diálogos Nacionales sobre la Reforma Judicial y sean escuchados.
Falta la voz de ciudadano o ciudadana, los que padecen la injusticia y sufren las deficiencias del sistema.
Por desgracia, no todos los juzgadores son imparciales, éticos, honestos, capaces e independientes. Como sucede en cualquier gremio u organización, hay quienes actúan de mala fe, por consigna o son ineptos, en perjuicio de la impartición de justicia en México.
De ahí la importancia de que se le conceda el uso de la palabra a quienes han soportado en carne propia la negligencia judicial y que tienen pruebas para demostrarlo, para exhibir a malos juzgadores.
Los legisladores, los que tienen la responsabilidad de modificar leyes, también deben de escuchar la voz de los que han sido víctimas de un poder judicial que a estas alturas tiene apagada su aureola de santo.
Por ejemplo, es inconcebible que el poder judicial caiga en profundas injusticias al desconocer sus propios fallos irrevocables de casos que ya son cosa juzgada.
¿Cómo le van a explicar al mundo que para los juzgadores mexicanos lo irrevocable es revocable?
Falta la voz del pueblo en los diálogos sobre la reforma judicial.
Arturo Zárate Vite
Twittter y TikTok: @zarateaz1