Tiempos difíciles para el senador Yunes

Como el senador Miguel Ángel Yunes Márquez se atrevió a decir que no se quedaría callado ante insultos, sus

detractores lo más probable es que lo fastidien cada vez que puedan.

Lo harán porque ya saben que al legislador le incomodan los reclamos y por lo tanto lo van a molestar.

Se le avecinan tiempos difíciles al veracruzano porque no le perdonan que haya sido el voto decisivo para aprobar la reforma judicial en el Senado.

De no ser por Yunes, Morena y sus aliados nunca hubieran alcanzado la mayoría calificada para modificar la Constitución.

Lo más conveniente para Yunes es que se ponga una coraza doble e ignore cualquier improperio en espacios públicos.

Ya se ha dicho hasta el cansancio que se requieren dos para que haya pleito y si uno se desentiende o no hace caso de lo que le dicen, el agresor terminará por agotarse y se irá a otra parte.

En el caso del Senado, donde los panistas reprochan la conducta de quien era su compañero de bancada, han llevado el enojo al filo de la trompada, lo que a nadie favorece.

Harían bien todas y todos en serenarse como se los ha pedido el presidente de la mesa directiva Gerardo Fernández Noroña, mantener la prudencia y procurar el respeto entre ellos, en el entendido de que cada uno es libre de votar como mejor le parezca.

Critican a Yunes Márquez por el sentido de su voto cuando también es evidente que en la oposición predominó la disciplina a rajatabla.

Les guste o no tendrán que convivir con el veracruzano que ejerció su derecho a cambiar de opinión, como lo han hecho otros en la historia legislativa, por diversos motivos.

Arturo Zárate Vite

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