En política nacional no es común ver a dos pesos pesados subirse al ring y darse de golpes. Regularmente procuran
llegar a un arreglo abajo del cuadrilátero.
Dialogar y acordar en la privacidad en vez de romperse la cara en público.
Para nada es menor el pleito cuando uno preside la Junta de Coordinación Política del Senado y el otro la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados.
Adán Augusto llegó a las grandes ligas de la política con el impulso de su paisano Andrés Manuel López Obrador. Lo sacó de la gubernatura de Tabasco y lo hizo secretario de Gobernación. También lo promovió para aspirar a la candidatura presidencial.
Monreal es un fajador como se dice en términos boxísticos. Aguantador. No duda en replegarse si observa que el adversario lo puede noquear.
Con López Obrador tuvo diferencias y dejó de ir a desayunar con el tabasqueño, aunque en la recta final encontró la forma de reconciliarse.
En lo que va de la actual administración, disfrutó subirse al helicóptero de su amigo diputado Pedro Haces Barba. Poco le duró el gusto porque desde Palacio Nacional le hicieron ver que volar en un aparato de aspas no era austero. Se disculpó y retomó la camioneta para transitar en la CDMX.
Adán Augusto trae diferencias con el actual gobernador de Tabasco Javier May, por el control político del estado. También está latente el tema del jaloneo con el senador panista Mario Vázquez, por el caso de Miguel Ángel Yunes Márquez. Mario insultó a Yunes y Adán Augusto no dudó en dar la cara para defenderlo.
Para fortuna de los dos, la réferi es una mujer que los conoce muy bien. Ya les pidió mente fría y seguro atenderán sus palabras, para ponerse de acuerdo.
Arturo Zárate Vite
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