A eso me refiero, esa es la figura apocalíptica a la que deberá enfrentarse la siguiente administración. El impacto es lamentable, doloroso, pero no deja ser una hoja más de la costumbrista realidad a la que millones de mexicanos se
enfrentan. A eso me refiero cuando sin menospreciar consultas y el borrón a las pensiones de los expresidentes señalo que es la grosera cantidad de asesinatos, la violencia desmedida, la maldita impunidad con la que se asesina en México.
Lo que el gobierno de Andrés Manuel López obrador deberá lidiar, darle a sus gobernados una ruta que pinte de manera distinta este paisaje de sangre, es inimaginable el dolor de una madre el enterarse que mataron a su hija, la ventana mediática nos enseñó el viernes que hasta una diputada está expuesta a ese calvario, uno nada distinto al que transitan miles de madres y padres en este país. La diputada de Morena, Carmen Medel recibió esa noticia que nadie debería escuchar pero que es tema tan común en México, pero por tratarse de una legisladora y el impacto en la Cámara de Diputados es que adquiere otras dimensiones.
A eso me refiero cuando pregunto el por qué fracasaron las mesas de reconciliación que se habían lanzado, por qué se va diluyendo la voz que enérgica sostenía que habría amnistía, el por qué seguimos enfrascados en agendas que no tienen que ver con la necesidad de extirpar el tumor del crimen.
¿Nadie le va a pedir cuentas al gobierno que se va? ¿Nadie exigirá que se explique el por qué las balas siguen zumbando con total impunidad en Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, Jalisco, etc, etc.? ¿Tenemos que doblarnos de dolor, desgarrarnos por que más y más jóvenes mueren? A la hija de la diputada Medel, Valeria de 22 años, la ejecutaron en un gimnasio en Veracruz, la noticia es de primera plana, pesan los personajes, pero no es distinto el tejido que se desangra todos los días en las filas de los miles de anónimos que son levantados, que reciben descargas de cuernos de chivo y que por las circunstancias que sean pasan a formar parte de las filas de los que no recibirán justicia.
A eso me refiero cuando señalo que la muerte solo se hace notar cuando los apellidos son importantes, mientras no, y lamentable, desgarrador sin duda, es el que una madre, sea diputada o no, conteste su teléfono para comprobar que un asesino se llevó la vida de su hija, como fiel recordatorio que la podredumbre social en México es lo más democrático que existe. ¿Seguirá la diputada Medel pensando en amnistías? ¿Perdonará al asesino de su hija? A eso me refiero.