Solo unos personajes acumulan más mentadas igual que aquellos gruyeros o los que colocaban las arañas a las
llantas de los autos, me refiero a los odiosos verificadores ambientales, los de las patrullas ecológicas, y le diré porque: su labor es detectar y sancionar a todos los automóviles que no traigan la verificación, se dicen incorruptibles, cobran comisión por cada auto que infraccionen, los podemos ver en las principales avenidas de la ciudad, instalando micro retenes, su labor no es de vigilancia ambiental, eso les importa un bledo, pues en su acción de retener, ahorcar vialidades con sus patrullas en obstáculo permanente provocan que la circulación de carros sea lenta, ocupan dos o tres carriles, y cosa que solo pasa en esta ciudad, contribuyen a lo que dicen combatir, el aumento de contaminación.
Los vehículos se enfrascan en marcha lenta con la consecuente quema de más combustible estorban, y en el colmo, su consigna es ir en contra únicamente de vehículos particulares, muchos de los cuales no muestran contaminar, pero permiten circular a ese universo de transporte de carga que arroja toneladas de humo, de toxinas.
Auténticas chimeneas y que en tono de burla pasan a lado de estos patrulleros verdes sin que se mueva un solo musculo infractor, y la razón es sencilla: esos camiones, tráileres, traen placas federales y ahí no pueden cobrar la comisión que se les otorga con los autos particulares.
El gobierno de Claudia Sheinbaum heredo un aparato detestable de sanciones, mancera a ratos parecía odiar a los ciudadanos, de ahí las foto multas , y la creación de este repudiable cuerpo de policías ecológicos, los capitalinos fueron muy claros en el pasado proceso electoral.
Decidieron ir en contra de dichas medidas, y esto no puede ser ignorado por la jefa de gobierno, se tiene que replantear el modelo de sanciones para los automovilistas, los cuales, de por sí, viven todos los días una agresión por lo complicado de la ciudad, sea en circulación o inseguridad, replantear el modelo de verificación vehicular, pues resulta un gran negocio para el gobierno, pero no deja de ser una sangría constante para los ciudadanos, los cuales terminamos acostumbrándonos a ser clientes de esta modalidad de extorsiones institucionalizadas.
Sheinbaum avanzó en lo de las foto multas, e hizo bien en quitar ese insulto, adiós a las grúas, a las arañas, y mucho bien le haría que borrara del mapa a los patrulleros ecológicos.
Y aquí sí, acercarse a las universidades, al politécnico nacional y preguntarle a los investigadores, a los especialistas en cómo encontrar otras rutas para mejorar la calidad del aire que respiramos, que reingeniería se requiere para que los verificentros dejen de ser esa gran caja registradora y se encuentren otras opciones por medio de la creatividad de los especialistas ambientales.
Abran la discusión y empleen mesas de debate, con urbanistas, con ingenieros, hagan lo que se tenga que hacer, pero dejen de agredir a los ciudadanos sea con una verificación o con un prepotente patrullero verde. Continuar con políticas que permanentemente agreden al ciudadano no es lo más inteligente, gasolinas caras, impuestos por el auto como la tenencia o la payasada del refrendo, más dinero para la verificación, un pésimo servicio de transporte público, delincuencia, calles deplorables, y el larguísimo etcétera… Dígame si esto no fastidia.