Este fenómeno era visto, escuchado en el sexto año, cuando el presidente se iba quedando solo. Cuando la caminata del sexenio cansaba, cuando se daban los cortes de
caja y el gran público manifestaba su descontento.
A año y medio, el presidente AMLO toca playas de lo que comienza a ser una de sus pesadillas, aunque el griterío no fue para él sino para el munícipe de Macuspana, Roberto Villalpando Arias, también para el gobernador Adán López Hernández.
Pero cuando el río suena es que salpica a todos. No se puede aplaudir un acto así, faltarle el respeto a la figura presidencial es cosa seria, pero que revela un nivel de hastío y los tabasqueños no se lo guardaron.
Inimaginable que en su momento Peña Nieto fuera abucheado en Atlacomulco o en Toluca, pero lo que se ha dicho hasta el cansancio comienzan a ser las pinceladas de un retrato nada agradable para el de palacio nacional, y no se trata de la mano apestosa de los conservadores, como se pretende hacer creer, se trata de que en la epidermis de millones de mexicanos ya se supura el descontento por la mala ruta de la economía y de los nulos resultados de la inseguridad.
Y si, el presidente es muy terco, tal y como el mismo se define, pero insistir que en todo va bien, no hace más que ahondar en la molestia social del que no tiene empleo, del microempresario que no recibe su pago, del que tiene que correr obreros por que su empresa entró en zona de quiebra, en los millones de seres humanos que dejaron de creer en la buena voluntad y ruegan por un gobierno eficiente, claro, y con dirección.
Vaya marzo para el presidente, la caída en los niveles de aprobación son solo un reflejo de la tragedia Shakesperiana que se cierne en su contra, y peor aún, el silencio de sus hombres y mujeres mas leales debería ser tomado en cuenta, por que el quedarse callados es símbolo de que la luna de miel ha comenzado a ser empañada por la idea del divorcio.
La construcción de una Nación como la nuestra ya no solo transita por el campo de las promesas compradas desde la mirada inocente de quienes creen en ellas, cierto, el presidente se enfrenta a un monstruo terrible como lo es la corrupción, pero en su estrategia por acabar con Xibalba del inframundo que todo compra y corrompe, él, AMLO, sometió a una injusta dosis de acido a la economía domestica, conduciendo a este país a una de las recesiones más dolorosas de que se tengan memoria, pero una vez más lo habremos de decir: El presidente tiene la ventaja del tiempo y bien podría comenzar por generar que la historia de los mexicanos sea una mucho muy distinta a la de esta pobreza e inseguridad.
Esta en él no irse a su rancho cuando no lo quieran, tal y como ha asegurado.