¿Qué tipo de milagro estará esperando el mandatario? Si nos dedicamos a ver el escenario en su totalidad,
no existen señales de que la cosa vaya a ponerse mejor, nada indica que el COVID-19 y lo que se viene arrastrando sean lo suficientemente benevolentes y nos dejen un par de raspones.
Escuchando a los hombres del dinero que se reunieron con el presidente el día de ayer, queda la sensación de que pronto todo terminará enrutado hacia el abismo, el panorama de una caída de más del 10% en el PIB con la perdida de más de un millón de empleos se antoja catastrófica, esto, por supuesto, si no se aplican medidas inmediatas en el gobierno para trazar un plan de emergencia que reactive a la economía.
El sabor amargo en la boca se fundamenta en la negativa de Palacio Nacional a escuchar una receta que no sea la suya, el mantra presidencial de que pronto saldremos de esta con todo y la creación de dos millones de empleos y la recuperación de abrazos y sonrisas se antoja más como una aspiración irreal, sin sustento, y claro que uno quisiera que la historia terminara de otra manera, pero el tiempo y la ruta que se ha tomado desde que inicio está 4T ha resultado todo un paseo por el infierno.
Preocupa al análisis del CCE, y de los múltiples organismos empresariales, pero se debe hacer un llamado, en serio, a la generación de un gran pacto nacional, uno que corra de manera diferente a la parálisis del gobierno, ya que si en palacio no dan señales de vida, es justo aquí cuando la sociedad, de la mano de los creadores de empleo se enfilen a ese gran acuerdo que permita ser solidarios y proactivos en estos momentos críticos, ojo, no es un llamada a la rebelión ni mucho menos, se trata de que en los próximos tres meses se pueda arrancar un verdadero programa de apoyo entre todos los actores económicos del país, que no se deje morir a los pequeños y medianos comercios, que se alimenten las cadenas productivas sujetas a una mayor creatividad, que los ciudadanos le entren con mayor conciencia a el rescate de la economía.
Tal vez no se resuelvan los grandes problemas nacionales, pero la base económica sí podría encontrar alivio en una actividad de primeros auxilios financieros de los sectores más desprotegidos.
México necesita este tipo de acuerdos, que nos hagan entender que para el gobierno resulta más redituable regentear la pobreza con objetivos electorales que implementar un programa de gran calado económico.
El gobierno de amlo tiene en claro que vivirá siempre y cuando los pobres sigan estirándole la mano, sujetos a dádivas pero el país se enfrenta a uno de sus peores choques y no se requieren más pobres, se necesitan más empleos, bien protegidos, bien remunerados.