En los últimos años se ha mencionado el grave problema que en México representa la obesidad, una
condición que se permitió crecer desde el ámbito mismo de los hogares, centro permisivo de conductas que han ido alejando a los mexicanos de un campo de salud.
Y ahora, el sobrepeso es una de las primeras lineas frágiles para virus...Se tiene que decir con todas sus letras: Las consecuencias de este descuido se ven reflejadas en el número de víctimas, por ejemplo, en los Estados Unidos.
Una sociedad afecta a los carbohidratos en exceso, pero nada distinto a lo que aquí sucede. El deterioro en la salud de los mexicanos es producto de las mareas de comida chatarra, del uso excesivo de la sal y el azúcar refinadas, conductas sedentarias que elevaron desde hace tiempo el número de pacientes por diabetes, de personas con problemas del corazón.
La necesidad de abordar ese asunto es urgente y claro está, deberá ser una de las primeras acciones contracíclicas una vez que pase esta tormenta.
Llevamos mucho tiempo acariciando el qué hacer con esos malos hábitos, siendo complacientes, los padres y las autoridades, con lo que comen nuestros niños.
La degradación física ahí está y es un blanco perfecto para fenómenos virales como este. Y ojo, nadie está proponiendo que las grandes industrias refresqueras o de pastelitos o comida rápida desaparezcan, se pide que dejemos de ser irresponsables y generar esos desequilibrios en nuestro cuerpo producto de los excesos, y peor aun, dejemos de ser una sociedad sedentaria, capaz de pasar horas frente al televisor, u ocupar el auto para moverse unas cuadras o soltar el celular, el cual nos ha convertido en rehenes inmóviles y enfermizos.
Nuestro sistema de defensas biológicas están agotadas producto de esas terribles conductas y no es que estar sano nos evite enfermarnos, claro que las enfermedades existen y existirán, solo que debemos hacernos mas fuertes, entrenar a nuestros hijos para las próximas pandemias, provocar en ellos un campo de conciencia que respete a su entorno y que los aleje de las prácticas consumistas.
Esta es una lección, una que enferma, y debemos aprenderla, y por supuesto que saldremos adelante, a sacudirse el polvo y a levantarse, pero ya no siendo los mismos, la lección queda, es una: Debemos recuperar la buena salud, cuidar a nuestros abuelos y a nuestros niños y nosotros dejar de ser un hoyo negro que todo devora y aguas, esto no es asunto de gobierno o de escuelas, esto es asunto de la familia. O ¿miento?