Lo primero que te recomiendan los psicólogos es que aceptes la realidad de las cosas, así cuando te divorcias o tienes alguna pérdida, el consejo es trabajar sobre la base de que no existen mundos
paralelos, es lo que es, punto.
En México tenemos lo que tenemos, no gobierna el Meade, ni Anaya, Peña Nieto ya se fue y Salinas tiene un rato que dejó la banda presidencial. El mandatario es López Obrador, y puede no gustarnos, pero la realidad es una sola. Partamos de ese hecho. Ojo, no se trata de levantar defensas ni disculpar a nadie, pero el papel que se ha erigido en grandes sectores de la comentocracia ha sido de fustigamiento y de pocas propuestas, los estrados repletos de opinadores nos han llevando a un rupestre barullo, escándalo que no permite aterrizar una salida distinta para el país.
¿En realidad fue un error de AMLO levantarse de la mesa de con los países petroleros, el cártel de la OPEP y los árabes, cuando estos presionaban para que México se dieron un balazo en el pie dejando de producir petróleo en tiempos en donde Pemex requiere, precisamente, de no dejar de hacerlo?
La lectura arroja que los Estados Unidos se van perfilando como el que habrá de rescatar a México en su crisis petrolera, y más aún, en una acción de primero auxilios, Washington comenzó a operar bajo una lógica de guerra y necesitaran de su socio del sur para la reactivación de su economía.
Necesitamos leer la historia y entender como ha funcionado en tiempos de conflictos globales los Estados Unidos, México ha sido su pivote de recursos, de mano de obra.
¿Saben que la industria militar de allá opera con manufactura mexicana, instalada en nuestra república y que les urge que aquí se abran esas empresas? Ahí vendrá el pago de favores por el petróleo. ¿Perderemos con el crudo? Sí, pero en la realidad, esto nos obligara a elevar la creatividad y comenzar a potenciar el uso de energías renovables. ¿Dónde está el Partido Verde? ¿Cuándo fue la última propuesta sobre algo que mueva a México y no sea petróleo?
Vayamos a ese punto, el covid y todos sus demonios habrán de pasar, esto terminará y tendrá el saldo que deba tener, México reiniciará su accionar, los meteoros de la economía que están pegando en nuestra tierra nos harán ver nuestra suerte, esa también es una realidad, pero lo que no se avisora por ningún lado es la suma, la voluntad de todos los actores del Estado, no solo del Presidente, de todos, opinión pública, analistas, académicos, periodistas, líderes de todas las naturalezas. En suma, por comenzar a empujar un acuerdo de gran calado, uno que dibuje un modelo distinto, nuestro plan DNIII social, por que vamos a entrar en una noche de más miseria, de desempleo, que nos podría refrendar como un conjunto mediocre, incapaz de sentarse en la misma mesa, liberales y conservadores, fifis y chairos.
Llevamos décadas apegados a nuestros dramas, bebiendo de la autocompasión, sin poder articular una acción que nos unifique y encamine hacia un rumbo claro, México está fragmentado, dividido, lastimado por las mares de sangre e injusticias como resultado de los abismos de ignorancia y del rencor, pero todo lo hemos dejado en manos de los gobiernos en turno, abandonados a nuestra suerte y lo que la diosito diga o rezándole a Jesús Malverde para que cuide el trasiego o cosecha de amapola.
Nadie pide que le llevemos guajolotes y anafres a Palacio Nacional, tal y como sucedió con la expropiación pertrolera y Lázaro Cárdenas, el tiempo de generar una torre mayor de dignidad y unión tiene que surgir del desprendimiento de muchos que hoy no se atreven a poner un solo ladrillo, de los grandes empresarios en México, esos que juntos manejan cifras del PIB, que callados no asumen el que son increíblemente ricos gracias a una gran base de la pirámide laboral de mexicanos, y que su voz debería ser una de las mas sonoras, no para golpear la mesa de nadie, sino para tejer una piel distinta.
Terremoto tras terremoto, infortunio tras infortunio se habla de levantarnos, pero nos erigimos solo para el siguiente golpe. De esto poco se habla, pues el miedo, la individualidad y el egoísmo nos tienen paralizados, España logró levantarse con el pacto de la Moncloa, vale la pena leerlo. Sustrajeron en medio de sus heridas y muertos un gran acuerdo económico que los redefinió y los colocó en algo distinto de los calabozos de la mediocridad.
Aquí urge algo así. Si queremos cambiar nuestra realidad tocará dejar de comportarnos como chamaquitos berrinchudos y hacer algo para sacudir la casa. No hay de otra, ¿o creen que todo comienza y termina con ir a votar o quejarse de manera lastimosa?