No importa la edad que UD tenga, seguramente ha escuchado en cualquier momento de su historia
personal aquello de que X o Y candidato combatirá la pobreza, desde que se tiene registro, en México han desfilado cualquier cantidad de presidentes que sujetaron esta bandera,antes o después de colocarse la banda en el pecho... mismos años que sumamos cada vez a más pobres y estamos tan holgados a esta idea que ya es parte de las cuentas del rosario del tan esperado milagro de la abundancia.
Sean políticos emanados de la revolución o del neoliberalismo, sean nacionalistas o conservadores, sean iluminados o corruptos, ninguno ha podido siquiera acortar la brecha entre ricos y pobres... está guerra está perdida y es por una sola razón: el sistema económico y político no está estructurado para que los de abajo suban, este modelo es piramidal y en la cúpula solo respiran los de siempre y para siempre, y esto, los políticos lo saben, pero ante la falta de talento para crear empresas y ser emprendedores, muchos optan por el deporte más practicado en este país: el de la corrupción, y en esa ruleta se van subiendo muchos más actores sociales, todos aquellos que deseen beber del cuerno de la abundancia, solo se requiere de astucia y de dosis de cinismo suficiente para tragar sapos sin hacer gestos. Pero el problema es un poco más profundo y tiene que ver de principio a fin con el sistema educativo, uno que durante años ha domesticado a esa clase pobre y grandes sectores de la media a un solo objetivo: la supervivencia, sea esta por medio de la dádiva o de la mediocridad salarial, ojo,esto no quiere decir que un obrero es lastre, más bien, llega a ser víctima de ese mismo sistema que jamás le abrirá las puertas para convertirse en dueño de la compañía en la que trabaja, sea por que carece de educación, dinero o peor, de entusiasmo para lanzarse en contra de ese sistema que lo tiene en el sótano.
Pretender acabar con la miseria sin cambiar las reglas del sistema educativo es perder el tiempo, es solo arrojarles falsas esperanzas a esos ciudadanos que inocentemente creen en los políticos milagro, son víctimas de ese mismo sistema escolar que nunca los llevo a una arena de verdadero debate o mínimo, de cuestionamientos serios sobre el por qué estamos tan fregados.
Pero como en toda historia siempre existe la esperanza de que esto cambie, y tiene que ver con iniciar a nuestros hijos en el campo de la reflexión, del arrancarse ese cordón umbilical que nos alimenta de mentiras y países inexistentes, mostrarles a esos niños y niñas que pensar, leer y pensar los irá despegando de esa vocación a la pobreza y la terrible mediocridad.
A el actual sistema político, como el de antes, le interesa en el fondo que no se rompa la bolsa de necesitados, pues es su mercado de consumo, ellos garantizan la permanencia en el poder, la moneda es el voto, se cambia por promesas que hoy como antes son todas inalcanzables, y así permanecerán mientras en este país no se ejerza el simple derecho de pensar por si mismo.
Así que no es mi deseo de ser aguafiestas, pero más vale que apunte este fecha y que la recordemos en un par de años más adelante y digamos con honestidad si las cosas cambiaron. Eso sí, los nuevos ricos a partir de ahora tienen las manos muy morenas, al igual que en su momento fueron los tricolores.
No se le hace extraño que vengan del mismo árbol genealógico estos personajes que hoy gobiernan y que no ataquen la raíz de la miseria en México, dejando en la misma o peor condición a la educación pública.