Y los odiados chilangos lo hicieron y eso es lo que les duele en el comando central de la “cuatro te”, el fenómeno ocurrido este domingo pasado en la capital del país es uno de los mayores actos de rebeldía y de amor propio,
el que morena no pudiese repetir la dosis de hace casi tres años en su principal bastión es reflejo de que algo muy profundo se movió en millones de defeños, el enojo, la frustración, el hartazgo ante un gobierno federal (ojo, no solo local) que de manera sistemática fue minando los niveles de tolerancia de todos; el colmo llega con la tragedia de la línea 12, pero eso es solo “la gota que desparrama el vaso”.
Vayamos hacia atrás, la jefa de gobierno jugaba un papel decoroso, el manejo de la pandemia le otorgó cierto aire de independencia y de un mejor control, mientras ella utilizaba el cubrebocas, su jefe no, Sheinbaum se erigió en una figura con cierta autoridad, eran públicas sus diferencias con el ex estrella de las mañaneras López Gatell, y llega el incendio en el control central del Metro, la ciudad se paraliza, inexplicablemente sostiene a su amiga Florencia Serranía, a pesar de las montañas de torpezas de esta funcionaria. Cierto, la crisis pandémica y los factores económicos comienzan a generar mucho daño en las familias de la ciudad pero la llegada de su “Ayotzinapa” con el desastre de la línea 12 golpea en la jefa de gobierno, y no va sola en la percepción social queda la idea de que un “cochinero” es el que se esconde en la línea dorada, las miradas apuntan hacia Ebrard y Mario Delgado, una factura que también es cobrada al presidente López Obrador, quien no entiende que el haber mandado al “carajo” el tema de la 12 le ha significado un duro revés electoral en la ciudad que el mismo gobernó.
El que morena reciba este knockout técnico en uno de los territorios más progresistas del país donde descansan los poderes de la unión, corazón de México entero, se responde en que un grueso de los ciudadanos buscaron por la vía del voto castigar a quienes desde la arrogancia han culpado a supuestas campañas de desprestigio, una reacción que en nada les ayuda pues es claro que los chilangos con todo lo que se pueda decir sobre ellos, se fajaron los pantalones y abarrotaron las casillas.
Lo esperanzador es que aún existen mexicanos que poseen dignidad y la inteligencia necesaria para hacer que su voz se escuche. Y si, como aquellos terremotos del 19 de septiembre del 85 o del 2017, son los capitalinos los que se levantan desde los escombros, los chilangos lo volvieron a hacer, abrieron los ojos y eso es lo que les enfurece por los rumbos del zócalo, saben que su público ya no les compra el show y que por lo menos, en la dura plaza de Tenochtitlán una mayoría de los habitantes le dieron una mordida al gran dedo del elector y su alumna.
No es regaño, es Picotazo Político
Miguel Ángel López Farías
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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