El sismológico de la sucesión en la UNAM informa: En el segundo día de deliberaciones de la Junta de Gobierno las
cosas tampoco se aclararon. De hecho, todo indica que se enredaron más. A estas alturas son evidentes ya tres hechos: 1.- El supuesto favorito de las quinielas no logró reunir los 10 apoyos necesarios ni en la primera ni en la segunda ronda de votaciones. Eso no le augura nada bueno, aunque siga en la contienda. 2.- Tampoco existe el ambiente en la Junta, previamente promovido y difundido desde la propia Rectoría a través de sus oficinas de prensa, que sumaba a la UNAM a la moda de los tiempos y aseguraba la entrega de la Rectoría a una mujer que solo podría ser Patricia Dávila. ¿Su edad? ¿Su salud? ¿Su trato déspota reportado desde Iztacala? ¿Su origen no anamita? No se sabe por qué, pero es claro que tampoco tiene los votos. 3.- Ante la división al interior de la Junta, cobra cada vez más fuerza la versión de una rebelión de las conciencias entre sus miembros, repentinamente decididos a velar por la Universidad, como debe ser, y no tanto por los deseos de un Enrique Graue que, a todas luces, trata de imponer sucesor. Para finalizar el capítulo de hoy. Crecen las versiones sobre un fantasma que recorre el 4to piso de la Torre de Rectoría: presiones de Palacio Nacional para orientar la elección hacia un rector afín a la 4T. Los nombres de Luis Álvarez Icaza, Sergio Alcocer y otra vez Patricia Dávila, aparecen en ese listado. La pregunta obligada es si Junta de Gobierno resistirá esas presiones. La apuesta de los universitarios es por el Sí, pues parece que ya resistió el capricho de Graue; ahora solo falta que ignore el apetito de AMLO y Morena, que se quieren engullir a la UNAM entera. Lo dicho, en territorio azul y oro es tiempo de valientes o ¿ganarán los entreguistas?